Los diabéticos registran una media de 66 pinchazos de insulina al mes y tan sólo los servicios públicos de salud de Canarias, Murcia y Valencia entregan las agujas necesarias para cubrirlos.

El resto de Comunidades Autónomas se quedan cortas en la dispensación, obligando a los pacientes a reutilizar las que tienen, con los problemas de salud que esto conlleva.

Así se desprende de un estudio elaborado por el Consejo General de Enfermería y la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), que demuestra las importantes diferencias asistenciales que sufren los cerca de cinco millones de pacientes con esta enfermedad en España, pese a pertenecer al mismo Sistema Nacional de Salud (SNS).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Diabetes (FID) advierten de que la reutilización de agujas y jeringas para la administración de insulina representa un "alto riesgo de infección".

Las puntas de las agujas se vuelven frágiles y pueden romperse dentro de la piel, no penetran tan fácilmente como una nueva y causan dolor, sangrado y hematoma; dificultan la administración de la dosis adecuada y provocan la aparición de lipodristrofias en el sitio de inyección.

Máximo González, presidente del Consejo General de Enfermería, y Ángel Cabrera, presidente de FEDE, han coincidido en denunciar que de esta situación puede derivarse una "responsabilidad patrimonial" del Estado, ya que la dispensación de dispositivos para la diabetes está incluida en la cartera básica de servicios del SNS y la equidad de la Sanidad pública es un principio constitucional.

El estudio pone de manifiesto que la media de diabéticos por centro de atención primaria a los que se les dispensa material para tratar esta enfermedad es de 223. Si bien, en un 42,8% de los centros de salud se desconoce el número de pacientes registrados.

Por su parte, el 58,6% dispensa material mediante cita con las enfermeras, frente al 41,4% que lo hacen en las salas de enfermería en un horario determinado.

Las diferencias comienzan a detectarse ya en las horas dedicadas a la administración de agujas: Navarra, Baleares y Cataluña son las que más tiempo al día dedican a ello con 7 horas, mientras que Extremadura, La Rioja o Murcia apenas llegan a las 3.

Los enfermeros cifran en 2,20 de media el número de pinchazos que un diabético se suministra al día, lo que supone 66 mensuales. Sin embargo, tan sólo Canarias (con 78,97 agujas dispensadas al mes), Murcia (72,88) y Valencia (72,87) llegan a cubrir esta necesidad.

Las CCAA que menos agujas entregan son Cantabria (17,56), Cataluña (20,87), País Vasco (29,64) y Navarra (47,41).

En cuanto a la existencia de protocolos de dispensación de agujas, poco menos de la mitad de los centros dispone de ellos (un 49% del total), no habiendo un criterio autonómico general en ninguno de ellos.

Respecto a la dispensación de lancetas o pruebas metabólicas, tan sólo 5 centros de atención primaria de cada 10 las facilitan. En Baleares (10%), Aragón (15,2%) Murcia (15,2%) y Castilla y León (17,8%) es donde se ha detectado un menor número.

Por el lado contrario, existen otras regiones con un gran número de centros de salud que dispensan lancetas: Asturias (100%), Cantabria (100%), País Vasco (97%) y Castilla-La Mancha (94%).

Los profesionales estiman que es necesaria una media de 67 lancetas al mes y, sin embargo, se produce un déficit en la cantidad entregada que conlleva su reutilización.

Las comunidades con mayor escasez son Baleares (-44), La Rioja (-43), Cantabria (-39) y Cataluña (-38,6).

En el caso de las tiras reactivas, existe una gran diversidad en cuanto al criterio de entrega. Así, 6 de cada 10 centros las aportan directamente, mientras que el resto recurre a recetas para su dispensación en la farmacia.

En cuanto a las comunidades autónomas, Andalucía, Canarias, Galicia y Valencia utilizan las recetas, mientras que el resto las dispensa exclusivamente en el centro sanitario.

Respecto al número de tiras reactivas entregadas cada mes, las que mayor numero dan son Murcia (94,5), Cataluña (80,4) Asturias (68,4) y Castilla y León (66); mientras que las que menos aportan son Galicia (50), Canarias (50), Andalucía (50) y Aragón (54).

Finalmente, sólo el 43,6% de los centros entrega contenedores para la recogida de todos estos materiales, lo que implica riesgos para los pacientes, su entorno y el público en general.