El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI) ha elaborado un decálogo para que se haga un uso apropiado de la imagen social de las personas con discapacidad, destinado, principalmente, a los medios de comunicación.

Este decálogo recuerda que los medios deben tener "una nueva actitud abierta e inclusiva con respecto a la discapacidad", lo que implica que al tratar una noticia o una imagen relacionada con las personas con discapacidad, el profesional de la comunicación tenga presente que son parte de la sociedad y, por tanto, deben quedar reflejadas con normalidad.

Explica que se debe incluir la discapacidad como interés informativo del medio, tanto general como sectorial; es decir, hacer informaciones vinculadas con la discapacidad no sólo en la sección de sociedad.

Destaca que "hay que visibilizar, pero sin que la discapacidad, salvo que sea el contenido esencial de la noticia, absorba toda la atención y acabe siendo el parámetro que explica a la persona". Por tanto, el decálogo también hace alusión al lenguaje y recuerda que "es necesario erradicar terminología caduca: minusvalía, minusválido, discapacitado, inválido, retrasado o incapaz".

Señala que hay que "evitar connotaciones que perpetúen imágenes negativas o que predispongan a una mirada condescendiente, paternalista o estereotipada".

Alude a la necesidad de "conocer la propia diversidad que hay dentro de la discapacidad, no dando por sentado que todas las discapacidades son iguales" y resalta que hay que contextualizar la información para facilitar una imagen más acorde con la realidad.

Las barreras de la información es otro tema que se aborda, según CERMI, "minan la autonomía e igualdad de la persona con discapacidad".

El decálogo insiste en que "señalar, denunciar, prevenir con formatos accesibles y eliminar las barreras es otra forma de promover la igualdad y de erradicar las ideas de paternalismo" y advierte que "la colaboración y el diálogo fluido entre los profesionales de la comunicación y el sector de la discapacidad es clave para asegurar que los mensajes lanzados a la sociedad son inclusivos, ajustados y rigurosos".

Por último, el decálogo plasma algunos ejemplos de buenas prácticas y propone una serie de preguntas o retos que deben plantearse los profesionales de la información para analizar si están transmitiendo o no una imagen real de las personas con discapacidad.