YA HEMOS dejado atrás la mitad de este año 2010 y entramos en el periodo vacacional para quienes tienen la suerte de poder disfrutar de unas merecidas vacaciones. No olvidemos que hay muchas familias que, aun teniendo ese derecho, no se pueden permitir disfrutarlas en lugares más allá de Las Teresitas o alguna otra playa del Norte o Sur de Tenerife.

Si estas líneas las está usted leyendo en su casa o en la playa, muchas gracias por ese tiempo que emplea en ello; y me parece importante informarle de que el pasado mes de junio un estudio elaborado por la Fundación Foessa para Cáritas, con el fin de analizar el primer impacto de la crisis en la cohesión social en España, arroja datos muy preocupantes y demoledores: la crisis económica ha provocado que, de 2007 a 2009, el porcentaje de los pobres en nuestro país aumente en un 3,4%. ¿Y ese porcentaje qué representa? Pues ni más ni menos que tenemos un millón más de personas bajo el umbral de la pobreza; o sea, superamos los nueve millones, situándonos en un 22,7% de pobres. Pero ese dato tiene un valor más significativo en nuestra Comunidad Canaria: casi un 31% de canarios en pobreza. Nos situamos en cuarto lugar, después de comunidades como Extremadura, Andalucía y Castilla La Mancha.

En la presentación del mencionado estudio Foessa, Miguel Laparra, profesor en la Universidad pública de Navarra y responsable del mismo, decía que la exclusión social moderada y severa ha aumentado en un 13,5% en los dos años indicados, afectando a más de tres millones de hogares españoles. Pero es que la crisis -dijo también Sebastián Mora, secretario general de Cáritas Española- no sólo ha afectado económicamente sino también en las relaciones sociales, que se encuentran muy deterioradas. Hay un dato que me preocupa enormemente: en estos dos años más de dos millones de hogares españoles han pasado a una situación de exclusión social; y como apuntó el profesor Laparra, "estas cifras suponen una ampliación alarmante de la precariedad y vulnerabilidad social".

Tengamos en cuenta que no es únicamente el desempleo el factor determinante de la exclusión social, sino igualmente el consumo, los derechos sociales (educación, vivienda, salud…), el conflicto social o el aislamiento social. Ha cambiado totalmente el perfil de esa exclusión social; porque según el estudio Foessa, nos referimos a una mujer (23,8% de los excluidos) de hasta 44 años (42,2%), componente de una familia de 5 o más miembros (29,1%), con alguno de ellos extracomunitario (39,5%) y sin estudios (74,6%).

En otro orden de cosas y refiriéndome a Santa Cruz de Tenerife, leí en este periódico el pasado mes de junio un reportaje de Dory Merino que, bajo el título de "Mis hijos no saben que duermo en la calle", entrevistaba a algunas de las personas que forman el colectivo de "los sin techo" y que tienen cada día como única cubierta sobre sus cabezas el cielo estrellado o nuboso. No por desconocidas para mí, esas situaciones que se relataban en EL DÍA dejaron de impactarme, porque tocan la fibra sensible de uno, a pesar de que hay quienes suponen que estamos acostumbrados (¿?) a tales realidades. Cada problema es privativo de la persona y nunca se puede extrapolar a otra. Nunca se puede acostumbrar nadie a los males y desgracias ajenos. Tengamos en cuenta que las 11.946 familias que recibieron algún tipo de ayuda de Cáritas el pasado año 2009, a pesar de tener un leit motiv común: necesidad de ayuda, presentan características y problemáticas distintas y específicas.

Amigas y amigos, no quiero extenderme este mes más allá de lo esencial para tenerles informados. Pero sí les diré que hemos tenido la oportunidad de contar nuevamente con la presencia en la Isla de nuestros hermanos de la Iglesia Católica mauritana y su Cáritas, con el obispo monseñor Martín Happe a la cabeza de la delegación, acompañándole los señores Gabriel Hatti y Benoit Boulangè, presidente y director, respectivamente, de la Cáritas de Mauritania. Ha habido reuniones con el voluntariado de Cáritas y miembros de la comunidad cristiana en tres puntos de la provincia: Tegueste y El Médano, en Tenerife, y en la isla de La Palma. Se nos ha informado de la situación por la que están pasando muchas familias en el país africano y la necesidad de apoyar, desde las parroquias, pequeños proyectos que van a ofrecer a la población grandes resultados. De ahí la necesidad de que todos nos impliquemos en ayudar a quienes tenemos, como quien dice, "a tiro de piedra" y que si nosotros con la crisis lo pasamos mal, imaginemos cómo lo estarán pasando en Mauritania, donde los índices de pobreza no están contabilizados. Nouakchott, su capital, con 800.000 habitantes, cuenta con casi todos en esa situación.

Gracias y les recuerdo de nuevo el lema: "comparte, incluso lo necesario".