Dos párrocos de la diócesis de Würzburg (Baviera) fueron suspendidos ayer por presunta pederastia, en plena crisis de credibilidad de la Iglesia bávara tras aceptar el sábado el Vaticano la renuncia del obispo de Augsburgo, Walter Mixa, confeso de malos tratos a menores y bajo sospecha de abusos sexuales.

Fuentes eclesiásticas de Würzburg informaron de la suspensión de los religiosos y de la tramitación de los casos a la fiscalía, de acuerdo con las nuevas normas de la Conferencia Episcopal de Alemania de informar de cualquier denuncia de pederastia a la Justicia.

Los sospechosos son un párroco de 62 años, del que se investiga un presunto caso de pederastia en un joven de 17 años, ocurrido en 1985. El otro religioso es un hombre de 59 años, actualmente en ejercicio en esa misma diócesis, al que se imputan abusos de menores cuando estaba adscrito a la de Fulda (oeste del país).

Ambas suspensiones se producen después de que el sábado el Vaticano aceptara la renuncia presentada por el obispo Mixa, el pasado 21 de abril, por un escándalo de malos tratos a menores en un orfanato, cuando ejercía como párroco, a lo que siguieron, el viernes, sospechas de abusos sexuales.

En declaraciones al dominical Bild am Sonntag, desde una clínica suiza donde se ha retirado, Mixa afirmó haber asumido "con entereza" la decisión del Vaticano, pero rehuyó pronunciarse acerca de las sospechas de abusos sexuales vertidas sobre él.

Las víctimas

Mixa presentó su renuncia tras admitir las acusaciones de malos tratos a menores, que inicialmente había negado, a la luz de la declaración jurada de algunas de sus víctimas que le acusaban de brutales castigos físicos. El hasta ese día obispo de Augsburgo y obispo militar del Ejército representaba el ala más conservadora entre los obispos alemanes y su renuncia abrirá un proceso de renovación en la diócesis de Augsburgo, indicaron fuentes de ese obispado.

La Conferencia Episcopal expresó el sábado su alivio por la pronta decisión del Vaticano en un comunicado emitido por su presidente, Robert Zollitsch, en que calificaba de muy grave lo ocurrido en los últimos tiempos en Augsburgo y en el conjunto de la Iglesia católica, con la consiguiente pérdida de credibilidad.

La misma diócesis de Augsburgo tramitó a la fiscalía de Ingolstadt la denuncia por sospechas de abusos presentada por alguien del entorno de su presunta víctima, un muchacho.

Las sospechas sobre Mixa -de maltrato, primero, de malversación de los fondos de una fundación, después, y luego de abusos sexuales- han sacudido la Iglesia de Baviera, el estado más católico de Alemania, además de región natal del papa Joseph Ratzinger.