El nuevo sistema de asignación tributaria ha dado una gran alegría a la Iglesia católica. Los ingresos que recibe por este concepto han pasado de los 173,8 millones del ejercicio fiscal de 2007 a los 214,3 millones en el de 2008.

Son 67,5 millones más, un 38,8% de incremento, y llegan con el primer ejercicio en que la asignación del IRPF es del 0,7%, en lugar del 0,52%.

Casi siete millones de declaraciones de la renta llevaron en 2008 la x en la casilla de la Iglesia.

Como quiera que muchas de las declaraciones son conjuntas, la Conferencia Episcopal Española (CEE) estima que son más de 8,5 millones los contribuyentes que asignaron a favor de la Iglesia en el último ejercicio fiscal.

Otro motivo para la satisfacción, según el portavoz del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino.

En términos absolutos, el número de asignaciones creció casi un 1%, hasta rozar el medio millón.

Es el mayor incremento que registra en seis años. Fueron en concreto 474.832, lo que hecho pasar la proporción de asignaciones a la Iglesia del 33,45% en 2006 al 34,38% en 2007.

En su análisis, el episcopado dice que el aumento de estas cifras se debe tanto a la aplicación del nuevo coeficiente -el 0,7% en lugar del antiguo 0,52%-, como a la propia evolución al alza del impuesto sobre la renta.

Saben los obispos y su secretario de asuntos económicos, Fernando Giménez Barriocanal, que ha sido un año excepcional, con casi veinte millones de declaraciones, y que, en plena crisis, será difícil que el próximo ejercicio fiscal arroje unas cifras tan favorables.

Recordó también que, junto al aumento del coeficiente hasta el 0,7%, la Iglesia tiene ahora la obligación de pagar el IVA, impuesto del que estaba exenta hasta el primero de enero de 2007, "lo que significaba hasta esa fecha un ahorro de 30 millones de euros para las instituciones de la Iglesia".