Santa Cruz se quitó ayer la espinita que tenía tras el último Plenilunio. La lluvia de entonces, que deslució gran parte del trabajo que se había realizado, se tornó ayer sol, intenso durante gran parte del día, para cerrar la segunda edición del año de esta iniciativa comercial y de ocio.

De la cita de ayer se desprenden dos detalles: que la gente tiene a la capital como referente gastronómico y que prefiere la tarde para divertirse en la calle.

El primer dato lo atestiguan los cientos de personas que se concentraron en torno a los "food trucks" que se ubicaron en el parque García Sanabria, y las mesas llenas de gran parte de los locales de comida que hay en esta parte de la capital tinerfeña.

Del segundo pueden dar fe las calles de la ciudad. Si bien es cierto que durante la mañana se notó un notable incremento de la actividad, sobre todo desde la calle Castillo hacia el García Sanabria, y en el entorno de la Alameda, fue ya pasadas las horas más fuertes de sol cuando Plenilunio adquirió su máximo esplendor.

El Cuartel del Almeyda, la plaza de Candelaria, el Castillo Negro, la plaza del Príncipe y hasta el cine Price -ayer reabrió tras cuatro años cerrado-, entre otras ubicaciones, se convirtieron en un hervidero de personas de todas las edades. Para eso había variedad en la oferta de ocio.

A ellas se sumaron -o se complementaron- los aficionados del Club Deportivo Tenerife que ayer se acercaron al Heliodoro Rodríguez López para ver el debut del nuevo entrenador en casa. La victoria fue una excusa más para alargar la noche festiva.

A esas horas, con la fiesta desbordada, faltaba por escuchar al que había sido "vendido" como la estrella de la edición de este año: el rapero Arkano. Su actuación en el escenario de la avenida Marítima no defraudó y puso el ritmo que faltaba para que Santa Cruz se acostara, ya de madrugada, con la sensación del trabajo bien hecho y pensando que, dentro de poco, volverá a haber otro Plenilunio.