"Que no se usen explosivos. Eso es lo que primero piden los vecinos". Gabriel Franquis, presidente de la asociación de vecinos Nuestra Señora de Loreto, en Cueva Bermeja, resume así el sentir de los habitantes de este barrio de la capital, a los que las obras de restauración de la cantera de Los Pasitos han traído malos recuerdos.

Franquis hace mención a lo ocurrido hace varias décadas, cuando el uso de este método para horadar el terreno provocó grietas en viviendas y caídas de piedras de la ladera. De ahí la preocupación que expresan ahora, después de que comenzaran los trabajos del proyecto que se ejecuta para devolver a la zona parte de la imagen que mostraba hace años.

"Hay muchas piedras sueltas en la parte alta de la ladera que podrían caer sobre las casas. Algunas son como castillos. Los vecinos tienen miedo", asegura el presidente vecinal, quien espera con cierta impaciencia la reunión que, hace varios días, se comprometió a impulsar con los vecinos el consejero insular de Política Territorial, Miguel Ángel Pérez.

Lo hizo en el transcurso de una visita que realizó a la cantera junto a ediles del PSOE de la capital. La idea es que en esa cita, según lo que se habló al pie de la propia instalación, representantes de la empresa que lleva a cabo los trabajos, y tal vez algún representante del Cabildo, expliquen a los vecinos qué se va a hacer en la cantera y los métodos que se van a usar para llevar a cabo las obras.

De momento, la reunión no tiene fecha, pero el representante vecinal confía en que sea más pronto que tarde para tratar de mitigar así el miedo que existe entre los residentes en Cueva Bermeja, unos 300 ciudadanos.

Cabe detallar que en la zona de Los Pasitos se trabaja desde hace unos meses. La superficie en la que se actuará suma 219.102 metros cuadrados, de los que 91.000 se encuadran en el Parque Rural de Anaga, que a su vez es área de sensibilidad ecológica.