Lo preguntaba en la mañana de ayer una pareja de jóvenes peninsulares, de turismo en la Isla, a la altura del mirador de Los Campitos: "¿Como podemos llegar a Anaga?". El nativo les explicó que realmente estaban ya en Anaga, pero que si lo que pretendían era llegar al Parque Rural debían dar la vuelta y retornar al centro de Santa Cruz. Lo hicieron, pero no sin resaltar antes lo bonito del entorno y las extraordinarias vistas.

Todo muy bien, salvo por el vertedero en el que se ha convertido desde hace años el espacio. Botellas, latas, papeles... Restos y basura de todo tipo a la vista de cualquiera -y son muchos- que pase por allí. Un paisaje desagradable y, sin duda, vergonzoso para el anfitrión.

En el kilómetro 2 de la carretera TF-111 está ubicado el mirador. Los visitantes coinciden en sus comentarios y valoraciones de las redes sociales con varios argumentos. Por un lado, no es fácil dar con él porque la señalización no les parece la más correcta. Así, apuntan a que "prácticamente se repara en que hay un mirador al pasar al lado por la carretera".

Por otra parte, valoran que "merece la pena detenerse porque la vista global de Santa Cruz que ofrece". De toda la ciudad, añaden, "tanto de la residencial como de la parte industrial, del puerto o de la zona baja de La Laguna". Un espacio ideal para tomar una fotografía de la urbe al completo o retener los perfiles de la vetusta plaza de Toros, el Auditorio o las torres de Cabo-Llanos.

Y a la izquierda, las cumbres de Anaga, ese paraíso que buscaba nuestra pareja protagonista. Un contraste brutal entre la naturaleza casi salvaje del macizo y la trama plenamente urbana. Incluso, indican las reseñas consultadas, "en un día claro se puede observar con detalle la isla de Gran Canaria".

Algunos aprovechan para pasar el tiempo, incluso horas, "con unos prismáticos y disfrutando de cada detalle de la vista".

El conjunto incluye un gran panel informativo horizontal que resalta en relieve los puntos más interesantes que se ofrecen a la vista de propios y extraños.

Un resumen desde la opinión personal de un turista: "Puede no ser el sitio más espectacular, tal vez porque no se le ha potenciado en cuanto a la estética. Habría que mejorar accesibilidad, aparcamientos o iluminación para darle un mayor valor de noche, pero vale la pena subir para ver la ciudad desde otro punto de vista. Para contemplar la capital de Tenerife como desde ningún otro sitio".

Eso pasa cuando el visitante mira hacia adelante, o sea de frente, porque el panorama cambia radicalmente solo si gira la cabeza y se da la vuelta. Entonces se transforma en desolador porque la imagen es la de un vertedero incontrolado. Ni más ni menos.

Lo peor de todo es que hace muy poco, a principios de este verano, los habituales, caminantes y senderistas sobre todo, expresaban su satisfacción por la limpieza global a la que se había sometido el Mirador de Los Campitos y sus alrededores. Se acometió la reparación del mencionado panel, que había sido objeto de actos vandálicos, incluidas varias pedradas, y se adecentó la zona. Apenas dos meses después, todo está como antes.

"A 300 metros de altura, las mejores imágenes de la capital tinerfeña a vista de pájaro". Podría ser el eslogan de una campaña publicitaria sobre este rincón desconocido, en unos casos, y olvidado, en otros que suelen apreciar más los que llegan de fuera. Hay que cuidarlo más y mejor. Al menos eso nos advierten ellos en sus reseñas de la experiencia vivida.

Una opinión reciente

Este es el testimonio del portavoz de una familia, en este caso "del país", que hace unos días vivió en primera persona la situación que denuncia este reportaje: "Aprovechando las vacaciones nos fuimos a pasear por las calles de Santa Cruz. Primero, con el parque García Sanabria como eje y, posteriormente, decidimos subir a las montañas de Los Campitos, en concreto a su mirador para ver cómo ha crecido la ciudad, tanto que, al contrario que antaño, ya no se aprecia dónde acaba la capital y donde empieza La Laguna". Valoran, y apoyan el argumento con imágenes, que "desde aquella altura se aprecian unas vistas muy bonitas y singulares de la ciudad, pero lo lamentable, y no podemos callarnos, es que la gente es muy guarra porque tiran de todo y por todos lados del entorno. Un desastre, incluidos los jardines, y una nefasta imagen para quienes vienen de fuera, extranjeros o peninsulares, o de dentro, canarios como nosotros. Lo denuncio para que quien tenga la responsabilidad limpie todo esta porquería porque da vergüenza como está un punto con estas vistas".