Desde su condición de exconcejal de Urbanismo, pero aún edil del PP, Carlos Garcinuño ha querido reflexionar durante unos días antes de conceder entrevistas. Cuenta en esta a EL DÍA que no se arrepiente de sus decisiones porque siempre ha tenido "lealtad al partido pero nunca por encima de los intereses de la ciudad" y piensa que, "en realidad, el alcalde Bermúdez nunca quiso cesarme porque valoraba el cambio que se producía en la Gerencia".

¿Han sido duros estos días? ¿Esperaba una decisión así de su propio partido?

Lógicamente no han sido agradables ni cómodos, y no solo para mí. Sabía a lo que me exponía pero no entiendo que haya sido una sorpresa. En estos dos años he tomado decisiones que han podido ser impopulares o incómodas, pero lo he hecho sin ambages. El asunto del aparcamiento subterráneo no es uno más. No son solo los ocho millones de euros que es el presupuesto del área de infraestructuras de un año. Es el símbolo de la responsabilidad en la acción política. Mi actuación ha sido tendente a compensar todos los errores malintencionados que se han cometido en este expediente. Ha prevalecido el interés de conservar una imagen política, ahora en duda, por encima del cumplimiento de unos deberes que establecía la sentencia y por encima de los intereses de la ciudad.

¿Se arrepiente de algo?

De no haber podido materializar todas las ideas y proyectos, algunas ya en marcha, y de no ver de cerca cómo cristalizan los esfuerzos, la entrega, los sinsabores. Pero no cambiaría mi decisión. Estoy convencido de que lo que he hecho es lo correcto porque la verdad solo tiene un camino.

¿Cómo ha sido su relación con el alcalde? El verano pasado se dijo que él había pedido su cabeza, también por el mamotreto.

Aunque Bermúdez no es precisamente alguien que practique el ejercicio directo de la responsabilidad política, creo realmente que nunca ha querido cesarme porque él valoraba el cambio que se estaba produciendo en la Gerencia de Urbanismo, y consecuentemente los efectos positivos en la ciudad y, por qué no decirlo, el rédito político que eso le daría.

¿Se ha sentido traicionado por sus compañeros de grupo? La relación en el pleno fue muy fría. ¿Ha recibido alguna llamada del presidente del PP, Asier Antona? ¿O de alguien de la dirección?

A día de hoy sigo sin recibir ninguna llamada de la dirección del PP, aunque algunos compañeros del partido, a titulo individual, sí me han manifestado su apoyo, aunque valoro más los de los ciudadanos anónimos que me han reconocido el valor de la decisión. Siempre he actuado con lealtad al partido y a mis compañeros, pero nunca por encima de los intereses de la ciudad.

¿Está arrodillado el PP de Santa Cruz ante CC, como dice el PSOE?

El PP ha perdido otra oportunidad de enseñar a la ciudad que se puede hacer otra política. Esa política responsable y de verdad, que antepone los intereses de Santa Cruz a los personales y del partido. Un pacto es un acuerdo entre iguales con una cesión voluntaria de ambos, no solo de uno. El PP no ha sido consciente de que era imprescindible en este momento. Lo cierto es que cuando uno se arrodilla cuesta volver a ponerse en pie.

¿Le ha defraudado su portavoz, Zaida González?

No.

¿Ser un hombre de Cristina Tavío le ha pasado factura?

Supongo y espero que no. Cuando se hicieron las primarias entendí que era un ejercicio democrático en un partido maduro en el que votar a uno no significa excluir al otro. Lo importante es sumar y seguir adelante sin fisuras.

¿Volvería a votar en contra en el expediente del mamotreto?

Sí, sin duda alguna. Es una decisión que obedece a reflexiones sosegadas sobre lo que deben ser las cosas y hasta dónde está uno dispuesto a llegar para conseguir lo que cree es justo. La postura cómoda hubiera sido dejarlo pasar y decir sí. Pero decir sí es perjudicar a la ciudad, decir sí es hacer que los errores se perpetúen y se sigan aumentando los daños. Estamos en esta situación porque voluntariamente no se quiso cumplir el mandato judicial que obligaba a tramitar un plan especial para legalizar el aparcamiento, todo ello unido a los múltiples despropósitos que llegaron después para encubrir la falta de acción efectuada de forma irresponsable y motivada únicamente por intereses políticos.

¿Qué quiere decir?

El Partido Socialista quería hundir a CC y utilizó, una vez más, la playa como instrumento político. El denunciante acaba siendo el encargado de salvar el aparcamiento, tal y como le dijo la justicia: tramite un plan especial. Ni el concejal de urbanismo del PSOE, para aumentar el daño, ni el alcalde José Manuel Bermúdez, para mantener el puesto, hacen absolutamente nada para defender nuestro patrimonio y nuestro dinero. Y esto me parece que es de una extraordinaria gravedad de la que, de una manera u otra, deberán responder cuando todo se ponga en su sitio.

Heredó una gerencia muy socialista. ¿Le ha perjudicado?

El socialismo es lo de menos. Heredé una organización desastrosa y sin proyecto donde los expedientes se acumulaban en los pasillos, con un enorme déficit tecnológico y una carencia total de ideas, objetivos y planes. Las organizaciones son el reflejo de quien las ha dirigido y se advertía una situación de confusión total entre las esferas políticas y técnicas. Una apuesta personal fue la profesionalización y la independencia de los trabajadores de la Gerencia. Es un orgullo haber formado un equipo líder que defiende el interés público y no el del concejal de turno.

¿Cómo fue su relación con los trabajadores? Los sindicatos no compartían algunas decisiones suyas.

No estuvo entre mis principales problemas. Al contrario, encontré un apoyo mayoritario a mejorar la Gerencia, y tampoco he tenido problemas graves con los sindicatos. Los cambios siempre generan resistencias hasta que se implanta el nuevo modelo y se comprueba que funciona.

¿Ya tiene decidido cuándo dejará el acta?

En tiempo y forma, como dije en la rueda de prensa. Todavía me queda resolver algunas cuestiones, pero es una situación que no debe, ni quiero, prolongar. Además la provisionalidad no es una buena situación para la Gerencia de Urbanismo y no ayuda a la ciudad. He trabajado para que el urbanismo de la ciudad despertara y no quiero ser responsable de la parálisis si se prolonga esta situación.

¿Qué ha pasado con asuntos como El Toscal, el parque Marítimo o el templo masónico? Algunos le responsabilizan a usted de los retrasos.

Al contrario. El Plan Especial del Parque Marítimo estuvo tres años en una gaveta, por interés político, y lo que hicimos fue ponerlo sobre la mesa y reactivarlo. Con el templo masónico ha habido demasiados intereses e intromisiones, y aun así, después de sanear el expediente, este mes debería finalizarse la adjudicación. Y sobre El Toscal, está herido de muerte por la dudosa tramitación que se hizo. La suspensión del PGO, la puesta en marcha de los planes especiales de patrimonio de los hoteles y antiguo Santa Cruz, el PE de Las Teresitas y del barrio de la alegría, del parque marítimo, las unidades de actuación de régimen transitorio, la actualización de todas las ordenanzas.... Todo esto, desde la iniciativa pública, se ha puesto en marcha en estos dos últimos años, y sin contar las iniciativas privadas que están surgiendo en la ciudad motivadas por haber propiciado un escenario de mayor seguridad e interés. Todo esto, en dos años para una organización tan ineficiente es mucho, sobre todo si lo comparamos con los cuatro años anteriores, donde no se aprobó nada.