Como si de una exquisita receta se tratara, Santa Cruz aunó los ingredientes del Día de las Tradiciones que celebró por primera vez el año pasado y el concurso de comidas típicas de las Fiestas de Mayo y los presentó como un manjar llamado Día de Canarias. Unas 35.000 personas -según el cálculo de la organización- disfrutaron ayer de una ambiciosa programación lúdica, la más importante de cuantas se recuerdan en la capital por el 30 de mayo.

Entre la oferta, que comenzó a las once de la mañana y se prolongó durante casi doce horas, destacaron "tres altares": por la mañana, la exposición de ganado en la plaza de la iglesia de La Concepción, lo que trajo al recuerdo del público el paseo romero que otrora celebró Santa Cruz a comienzo de mayo, por sus fiestas patronales. Ni en aquella época había tanta vaca y oveja como ayer.

Otro altar en la agenda chicharrera del Día de Canarias: el concurso de comidas típicas. La organización estrenó enclave, al sacarlo de la plaza del Príncipe y llevarlo a la Alameda del Duque de Santa Elena, el escenario ideal por amplitud, sombra y marco incomparable del entorno, que diría el célebre César Fernández Trujillo. A las dos se había anunciado que se iba a permitir el acceso y ya desde la una había cola en los dos accesos, junto al pórtico de la Alameda y en el más cercano a La Marina. ¡Ni la cola de las rebajas el día después de Reyes!

Entre los concursantes, dos rostros que son casi sinónimos de las Fiestas de Mayo de Santa Cruz: Angelita González Ledesma, la presidenta de El Cabito, y Esteban Reyes, de Brasileiros.

La organización asegura que acudieron a la degustación más de cinco mil personas. Sirva otro dato de referencia: un ventorrillo instalado en el recinto agotó 340 kilos de carne fiesta, 30 de atún y otros tantos de potas en tres horas.

Y el tercer altar en la cuidada programación del Día de Canarias, a las 19:30 horas, del humor de Kike Pérez y Aarón Gómez, al buen hacer musical de Los Sabandeños en la plaza de La Candelaria. Y para dar más empaque a la cita, el Organismo de Fiestas sorprendió con la institución de los primeros premios Fiestas de Mayo Ciudad de Santa Cruz de Tenerife, que recayeron, en la modalidad individual, en el músico Benito Cabrera, y en la colectiva, en Los Sabandeños. En el primer caso esta edición ha supuesto el reencuentro de Benito Cabrera con la capital chicharrera después de doce años. Mientras, han tenido que pasar 15 años para ver un concierto como el de anoche en la plaza de la Candelaria, colofón de la mimada programación supervisada por Besay Pérez.

Y a mitad de camino entre horarios y trayectos, vecinos y visitantes pudieron disfrutar de la generosa degustación de vinos en los puestos y chiriguitos habilitados en la calle de La Noria. Los más pequeños participaron también en los talleres que se impartieron cerca del lateral del Cabildo, desde cómo hacer pellas de gofios a antiguos carros de juguetes. Para atracción estrella, la vaca hinchable a la que pudieron ordeñar los niños, lo que motivó colas que llegaron a bordear el edificio de Correos hasta cerca del Olympo. Gran aceptación despertó la cata de vinos y quesos. La charca de la playa de España quedó diluida entre la exhibición de juegos tradicionales, donde muchos pudieron hacer sus pinitos. Y la Alameda, la gran cocina de las Fiestas de Mayo. A esto se sumaron tres grupos folclóricos que animaron la jornada.

Santa Cruz sacó pecho con una exquisita y cuidada programación que cambió la exaltación del tipismo por una exhibición de identidad, en un ambiente en el que la ciudad se reivindicó como capital del Día de Canarias.