Visitar la mañana de ayer el IES Las Veredillas, en el Suroeste del municipio, equivalía a entrar en el "universo de las matemáticas", justo en el Día Mundial de esta ciencia que tanto se le suele atragantar a los estudiantes adolescentes. El centro educativo de Barranco Grande fue el anfitrión del III Encuentro de Juegos Matemáticos y toda la estética, desde la misma entrada al edificio, hacía referencia a los números. Paneles, gráficos y muchas cifras con dos actividades estrella: el dominó y el denominado "la L" por la forma del juego.

Los casi 700 alumnos matriculados de entre 12 y 17 años -Secundaria y Bachillerato- y algo más de 40 profesores del cuadro docente se movilizaron, con la subdirectora Paqui Machín al frente. En este último caso para ser anfitriones de los colectivos llegados de otros cinco centros de la capital tinerfeña: Teobaldo Power, Andrés Bello, Benito Pérez Armas, María Rosa Alonso de Añaza y el cercano Bethencourt y Molina.

Los seis miembros del seminario de Matemáticas -entre ellos un "ilustre" como Pepe Rosell, el que fuera portero del mejor Tres de Mayo de balonmano- se desvivieron por aportar sus conocimientos a la hora de diseñar las pruebas para unos chicos que respondieron llenando de carreras e ilusión las dependencias de este instituto que los recibe desde núcleos del municipio de El Rosario, al completo, como Tabaiba, Radazul y Machado, o en parte, caso de El Chorrillo y otros del Suroeste capitalino, como El Sobradillo y La Gallega -determinadas zonas-, Tíncer o Barranco Grande, en cuyos límites se ubica. Justo enfrente, por cierto, de la enorme parcela en la que se prevé ubicar la Ciudad de la Justicia. Pero mejor será volver a las matemáticas, ayer asignatura reina por un día.

Además del encuentro intercentros, los alumnos de la ESO buscaron durante toda la jornada -el final se preveía para cerca de la una y media- los cuatro tesoros encriptados, uno por nivel, como premio para una dura jornada escaleras arriba y abajo -en un recinto muy grande y a diferentes alturas-.

Machín y Rosell explicaron que "ha participado todo el mundo, no solo los profesores de matemáticas, y no únicamente los de números y fórmulas sino de otras disciplinas como la estrategia, e, incluso, los de inglés o lengua. Cada grupo tuvo que superar seis pruebas y una vez alcanzada cada una debían ir a un centro logístico a que les sellaran el logro. El último enigma correspondía a un mensaje encriptado que si se descifraba llevaba directamente al tesoro. Un tesoro, como las matemáticas en sí mismas. Ayer, reina por un día.