En algunos momentos dudan, incluso, sobre el año en el que se inició el conflicto. Pero solo en eso. Francisco Albendín y su esposa Jacinta Baute mantienen intactas las fuerzas con las que han luchado contra la Administración, y también contra las palas mecánicas, para defender sus intereses en el controvertido Valle de Las Huertas de San Andrés.

Da igual que, desde la riada de 2014, permanezcan "aislados" en su casa, de la que es casi imposible salir en coche, y hacerlo a pie resulta una tarea arriesgada al no haber concluido la canalización del barranco. Ahí siguen, más convencidos que nunca.

"Seguiremos luchando hasta el final", manifiesta Jacinta, cuya imagen haciendo frente a las palas que iniciaron la urbanización de Las Huertas se recuerda aún en la zona.

Y lo hace reforzada tras la última sentencia que les ha dado la razón sobre el decreto que dictó el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, a mitad de 2014, en el que instaba a Francisco Albendín a desalojar de manera inmediata la parcela B2 (finca primitiva número 99).

Un fallo que, aunque el consistorio va a recurrir, ha generado bastante preocupación en la Administración local por las consecuencias que podría tener para el desarrollo de la zona un rechazo definitivo.

¿Por qué? La parcela en cuestión, de unos 800 metros cuadrados, es la que impide, por un lado, concluir la mejora de los accesos al campo de fútbol de San Andrés, instalación en desuso, precisamente, por esta circunstancia, y, por otro, acabar las obras de encauzamiento del barranco.

Una fracción de tierra sobre la que su legítimo propietario -la defensa legal del afectado entiende que un fallo anterior anula la expropiación del terreno-, sigue dispuesto a negociar. Eso sí, no a cualquier precio.

Aunque no quiere hablar de cifras, Albendín tiene claro que su parcela vale mucho más que lo que, en su día, depositó la extinta junta de compensación: en total, unos 100.000 euros.

"Si llegamos a un acuerdo, vendemos, pero no será regalada", advierte el propietario, quien subraya que nadie del ayuntamiento se ha puesto en contacto con él, ni con su abogado, durante los últimos días tras conocerse el último fallo de la justicia.

Y es este aspecto, el judicial, el único que le produce algún temor. "Seguro que están buscando que algún juez les dé la razón", confiesa Albendín.

Mientras eso ocurra, o no, el consistorio tratará de buscar una solución al asunto. Esta semana se abordará entre los distintos departamentos implicados, y, además, se hablará con el equipo de fútbol del pueblo, el San Andrés, exiliado en El Tablero.