"Cuidado en Santa Cruz porque están envenenado a los perros". Es el contundente mensaje que, a través de un vídeo distribuido en las redes sociales, ha lanzado esta semana Sara Agrella. Esta joven vecina de la zona en torno a la avenida de San Sebastián de la capital tinerfeña, en apenas unos días ha contabilizado tres casos de animales con síntomas de envenenamiento, entre ellos uno de su propiedad, la perrita Lilo.

Sara explica que "el pasado martes, sobre las cinco de la tarde, la saqué a pasear y tuvo que comer algo aunque yo no lo vi. Empezó a echar espuma por la boca, luego a temblar y las pupilas se le dilataron. La llevamos de urgencia al veterinario. Le pusieron una medicación, pero apenas pesa 30 kilos y casi se muere. Si tardamos un poco más del cuarto de hora hablaríamos de otra cosa".

La dueña valora el estado actual del animal: "Está ya mejor, pero sigue decaída y come poquito. Ya le han quitado la vía y agradezco su intervención a todo el equipo de la Clínica María Jiménez".

Sara relacionó lo ocurrido con un hallazgo de hace unas semanas en el entorno cercano: "Encontramos unas pastillas rojas y blancas en las orillas de las aceras y en pocetas, colocadas de forma estratégica. Ahora vamos a llevarlas a Salud Pública para que las analice. Queremos que otras personas con casos similares al mío se sumen a esa denuncia".

Sara lo hace público por esto y por otro episodio posterior: "Soy peluquera canina y un cliente me pidió cita para un perro. Le comenté lo ocurrido y me dijo que al suyo le había pasado exactamente lo mismo hace unos días. Y hemos conocido otro caso parecido por Tomé Cano".

Sara valoró: "Si no les gustan los perros o no los quieren tener, no los miren, pero no les hagan daño porque ellos no tienen culpa de nada. Hay gente que debe estar muy tronada porque hacer algo así no es en absoluto normal".

La afectada concluyó con una nueva advertencia: "Tengan cuidado. Sin histerismos, pero es ya el tercer perro en la zona. Aten en corto al animal y vigilen lo que come. Imagínense que van un día a trabajar y lo tienen que dejar solo".

Las reacciones al mensaje de Sara Agrella han sido múltiples en las redes sociales. Desde la indignación a la solidaridad.

Aunque ningún lugar esta libre de riesgo. Hace muy poco, dos perros murieron en la ciudad de Las Palmas tras ingerir supuestamente cebos con tóxicos.

Inspección de caniles en San Andrés y Valleseco

La Policía Local de Santa Cruz ha intensificado el seguimiento habitual de los lugares donde se guardan perros de caza. Ante la reiteración de denuncias sobre enclaves de San Andrés, agentes del Proteu verificaron la mañana de ayer que no había animales en los habitáculos denunciados. No existen indicios de peleas y en la última visita se confirmó la presencia de tres perros con casetas individuales. Se identificó al propietario y se comprobaron los datos del microchip. Los habitáculos vacíos estaban limpios y en correctas condiciones. También fue visitada la ladera de Valleseco, donde en un terreno cuya titularidad no parece definida existen casetas. Tras denuncias de particulares se han girado numerosas visitas al lugar, donde los animales se encuentran en buenas condiciones y se cumple la legislación. En la Montaña Jurada también se inspeccionó sin advertir infracción .

El caso de Ares en Santa María del Mar

"No se ha vuelto a repetir algo tan horrible y, por fortuna, el animal está bien, pero fue un susto tremendo". Así se manifestaba ayer Tatiana Mesa, propietaria de Ares, un perro que a finales de enero sufrió un intento de envenenamiento en una vivienda unifamiliar de la calle Tamaragua, en el barrio de Santa María del Mar, al Suroeste de Santa Cruz. Su dueña lo explica: "Era un domingo por la noche y oímos un golpe sobre las planchas de la azotea al que no le dimos importancia. Sacamos al perro y a la vuelta lo dejamos en la terraza para que comiera. Al poco lo oímos ladrar. Subimos y ya se había comido tres o cuatro de la seis salchichas de consumo humano que habían lanzado desde la calle. Intentaba alcanzar otra que se había caído. Cada una había sido cortada por un lado y en el hueco introdujeron 600 gramos de ibuprofeno, una dosis mortal para los animales". Tatiana añade: "Mi madre fue a la farmacia para analizar el alimento y le dijeron que era mortal de necesidad. Lo llevamos al veterinario y llegó a convulsionar. Le pusieron un suero de carbono y escapó pero aún no sabemos si puede tener secuelas en el riñón". La joven no se explica la razón de este ataque: "Hemos hecho recientemente algunas obras en la azotea y no sé si a alguien le puede molestar. No sabemos de ningún enemigo y aunque así fuera, esto no se hace". Tatiana denunció el hecho en la Policía Nacional y recuerda que "hace unos años a una vecina le envenenaron un cerdo vietnamita que tenía de mascota". Pero es que la historia de Ares, un perro mestizo recogido de la calle, tiene una connotación muy "humana" que Tatiana aclara: "Es la compañía y el día a día de mi padre, Trino -fundador del Hogar del Taxista-, que tiene diagnosticada una dura enfermedad, la demencia de Lewis, un padecimiento agónico y mortal. El perro lo cuida y es todo para él. Por eso lo hemos pasado muy mal". Y Tatiana concluyó: "Me pregunto qué clase de sinvergüenza es capaz de hacer algo así".