Una señora, ya entrada en años, advierte la presencia de alguien que no es habitual y le pregunta: "¿Usted es del ayuntamiento? Pues hagan algo pronto en esta plaza porque la están dejando morir". Se refería a la plaza Los Sabandeños, popularmente de Tomé Cano, aunque, como decía la propietaria de unos de los dos quioscos de la zona, "esto no es Tomé Cano, sino Heliodoro Rodríguez López. Tomé Cano es del centro de salud hacia los bomberos (el cuartel)". Al margen de disquisiciones geográficas hay coincidencia en "el declive los últimos años, sobre todo a partir del cierre del quiosco de madera que ocupaba el espacio central por acabarse la concesión administrativa. Daba mucha vida".

Andrés es un habitual del entorno -conocido por el nombre del marino garachiquense- y lo recorre con EL DÍA: "Antes fue La Meta, otro lugar emblemático, famoso porque venía a comer el malogrado jugador de fútbol Rommel Fernández, que vivía encima. Tiene el cartel de Se Vende hace tiempo. Era un mentidero y punto de encuentro para cientos de personas que viven o transitan a diario por aquí".

El aperitivo o la caña al final del día se han transformado en "no saber a donde ir". Sobre todo a partir de las tres de la tarde, cuando se acaba la actividad, entre usuarios y personal funcionario, generada por la Jefatura de Trafico que tiene su sede en un lateral.

Jesús, una institución desde el quiosco que regenta en la esquina cercana al Pabellón de Deportes y el Estadio: "Salvo excepciones, como los días de partido del CD Tenerife, por aquí no pasa casi nadie. Por las tardes, incluso da miedo transitar porque está bastante oscuro y solitario".

Antonio, cuyo trabajo lo trae cada día a esta zona desde hace décadas, lo corrobora. Ambos sienten "tristeza" por la evolución negativa del que fuera uno de los entornos más pujantes de Santa Cruz.

Andrés remacha: "Hay episodios continuados y en ascenso de mendicidad e indigencia. Personas que llegan del Albergue o de Reyes Católicos y se pasan horas en los bancos. Incluso con su ropa".

No siempre es así, pero en Tomé Cano se cumple el refrán: "Cualquier tiempo pasado...".