Son las 10:30 horas. La calle Castillo y sus alrededores son un hervidero de gente. Acaban de atracar en el puerto de la capital tres cruceros: casi 8.000 personas. Todos son potenciales víctimas del delito. Desde hace rato, Pablo y Marcos (nombres ficticios), agentes de paisano de la Policía Local de Santa Cruz, están operativos. Calle arriba, calle abajo. Nada hace sospechar de su verdadera identidad. En el argot de su trabajo, "dan el pego".

Forman parte del equipo de doce agentes que operaba de incógnito este viernes para reforzar, principalmente, la seguridad de los cruceristas. Ellos son del grupo de Protección del Entorno Urbano (Proteu). Los otros, seis de la Policía Nacional -colaboración exquisita-, dos de la unidad de Protección Turística (Prottur) y dos más de la Unidad de Intervención Policial (Unipol). Cada grupo cubre una zona. Entre todos, el centro neurálgico de la ciudad.

EL DÍA los acompaña durante parte de su jornada. El objetivo: carteristas profesionales. Tras unos minutos sentados en una cafetería del centro "para aclarar ideas" y exponer cómo es su día a día se ponen en marcha. Apenas 200 metros y se pierden por Valentín Sanz.

Siguen a dos hombres "sospechosos". Tras pararlos para hablar con ellos no saben aclarar ni a dónde van ni qué hacen en la ciudad. Son dos marroquíes, con antecedentes pero sin nada pendiente. Ellos, sin embargo, lo tienen claro: son carteristas. Y la identificación ha sido un aviso.

En eso consiste parte de su trabajo. No tanto la captura como la actuación preventiva. Por eso tienen hilo directo con los encargados de los comercios. Una llamada, y la actuación es inmediata.

Tras otro rato de conversación, y para evitar que los identifiquen, siguen su trabajo.

Luchan contra profesionales del hurto al descuido. Principalmente, grupos organizados del Este de Europa que cada vez especializan más sus "palos". Actúan en pareja -las mujeres hurtan mejor que los hombres, dicen- y van caracterizados como unos turistas más. Y aprovechan cualquier aglomeración (colas en la calle, en tiendas) para robar carteras a extranjeros confiados. Que los hay, a pesar de las advertencias que les hacen, nada más llegar al puerto, los agentes de la unidad Prottur.

Del grado de sofisticación de estos grupos de delincuentes dan muestra los dos agentes, que no dudan en afirmar que, al igual que ellos tienen identificados a muchos de los delincuentes, estos también los conocen a ellos. "Nos vigilan", comentan. Por eso su desconfianza.

Y otra muestra más de esa afirmación: no hace mucho se denunció un robo de estas características en el puerto de Garachico. Un rato después hicieron lo propio y fueron identificados en la capital. "Se mueven de sitio", aclaran.

Las actuaciones que están llevando a cabo desde hace varias semanas, en colaboración con el Cuerpo Nacional de Policía, forman parte de la operación Teide, que arrancó antes de Navidad y que se prolongará, al menos, hasta marzo. En medio, el Carnaval, otra fiesta "apetecible" para los carteristas. "Vienen profesionales de la Península", aseguran. Lo han hecho siempre, en realidad. "Habrá un repunte estas semanas", advierten. Es el peaje que tiene que pagar la capital por ser un atractivo turístico de primer nivel.

Son las 11:30. Por teléfono les avisan de que ha sido detenida una mujer en la zona del Mercado por el robo de una cartera. El arresto lo han hecho agentes uniformados de la Unipol. Marcos y Pablo cerraron el día con siete actuaciones; el equipo de paisano al completo realizó quince. La "secreta" sigue su camino.