Una visita cualquier día de cualquier estación del año, aunque sea este verano, basta para comprobar la fuerza del dios Eolo en esta zona de Santa Cruz. "El viento forma parte de nuestra identidad", afirman los vecinos con los que EL DÍA visitó Llano del Moro. Barrio de gente humilde y trabajadora, de autoconstrucción original en el que, como en el resto del entorno, toda la planificación urbanística es posterior al poblamiento. Pero también barrio de inmigración, de nuevos vecinos atraídos por la pujante zona de expansión urbanística de la ciudad, pese al brutal parón de una crisis que golpeó con enorme fuerza y trajo como consecuencia elevadísimos índices de desempleo. Barrio, en fin, dividido entre tres municipios;: la capital tinerfeña, El Rosario y La Laguna. Barrio que mezcla lo rural y lo urbano. Paisaje típico del Suroeste.

Desde 1972, el nombre de Llano del Moro corresponde a dos núcleos habitados, uno en Santa Cruz y otro en El Rosario, aunque sus habitantes se sienten partícipes de los mismos objetivos y de idénticas carencias. Como dicen ellos mismos, "hay quien entiende esta situación como una ventaja, pero para la mayoría supone casi una tragedia, con casas y familias separadas por esa línea imaginaria que supone la carretera comarcal y porque los ayuntamientos se tiran muchas veces la pelota el uno al otro. El barrio tuvo que ser ubicado completo en su día, bien todo en El Rosario o todo en Santa Cruz".

Hay un cierto desequilibrio "sentimental" hacia El Rosario y la idea de que "arriba están mejor, con servicios del siglo XX. Aquí nos sentimos algo abandonados por el Ayuntamiento de Santa Cruz con calles todavía sin asfaltar y sin luz o zonas, pequeñas y aisladas, eso sí, sin alcantarillado. Y para arreglar un papel tenemos que ir hasta Barranco Grande. En esto queda mucho todavía por hacer".

Apuntan que "lo que mejor que han hecho ha sido el campo de fútbol y rehabilitar el local social. En ambos casos pensamos que fue clave la labor del anterior concejal del distrito, Hilario Rodríguez". Pero también cabe la crítica porque "nos faltan muchas cosas como instalaciones deportivas, centros culturales, parques infantiles o zonas verdes".

Rechazan "los muchos requisitos e incluso las multas por tener una huerta en producción o levantar un simple muro. Y luego tienen esto así". Señalan hacia el viejo molino, rodeado de malas hierbas, y a una casa del molinero con las tejas hundidas por la lluvia y el paso del tiempo. Ah, y por el omnipresente viento, claro está.

Vuelven al paro, la gran lacra, a raíz del desplome del sector de la construcción, pero no únicamente "per se", sino porque como única alternativa queda "el trabajo precario que ha ido a más con los años hasta convertirse en una problemática social. Aquí hay gente que lo está pasando muy mal y familias con todos sus miembros sin trabajo. Eso ha llevado a la existencia de algunos problemas de inseguridad localizados que no han ido por suerte a mayores, aunque la Policía Nacional no pasa y la Local bastante poco".

De El Rosario a Santa Cruz. De lo rural a lo urbano. De la autoconstrucción y la casa terrera al adosado y los bloques. Son algunos cambios de los últimos años en la estructura y el paisaje de Llano del Moro. Pero hay algo que nunca cambia y resulta consustancial al barrio y a sus alrededores: el viento, siempre el viento.

Nombre y situación

Entre la historia y la leyenda, unas tesis relacionan el origen del nombre con un africano que vivía en una cueva de Montaña Talavera. Otras teorías lo asocian a la sensación de desierto "como en el moro", a la que contribuyen el viento y la desolación del entorno. A elegir. Limita con La Laguna (Geneto y muy cerca El Centenero), El Sobradillo, El Tablero y el barrio de igual nombre de El Rosario. A 14 kilómetros del centro, pertenece al Distrito Suroeste.

Población

En ascenso, como zona expansiva residencial que ha atraído a nuevos vecinos. De 1.530 censados en 2000 a 1.642 en 2013.

Reseña histórica

Hasta 1972 pertenecía por completo al municipio de El Rosario. Surgido de la autoconstrucción pueden diferenciarse dos núcleos: Llano del Moro y La Zapatera.

Lugares de interés

El viejo molino y la casa del molinero, hoy en ruinas y pendiente de una "eterna" rehabilitación, es un referente etnográfico amén de seña de identidad. Como lo es en el ámbito educativo el colegio Matías Llabrés. La carretera de San Francisco de Paula llega desde Los Baldíos y divide el núcleo en dos. Hacia abajo, Santa Cruz, y hacia arriba, El Rosario.

Movimiento vecinal

Jesús Díaz Torres preside desde hace más de una década (2001) la AV La Santa Cruz de Llano del Moro, que se llama así por la patrona, la Exaltación de la Santa Cruz. Toda la actividad se concentra en su amplio y renovado local social.

Manuel Glez.

Poblado en sus orígenes por una mayoría de población procedente del Sur de la Isla, Llano del Moro ha acogido a gentes de todas partes. Un ejemplo es José Manuel González Hernández, que desde Tacoronte "emigró" al Suroeste capitalino para hacerse su "casita". Ha pasado en el barrio los últimos 20 de sus 60 años. Aquí ha criado a sus cinco hijas y, pese a algún episodio, lo considera "tranquilo" y donde "se conoce todo el mundo". Cree que "se vive bien". Aunque "todavía se cultiva algo y queda quien cría animales", la mayoría de la producción es de autoconsumo. Manuel trabaja como repartidor en una multinacional de refrescos.