"Llovió y el agua arrastró material por el patio pero no entró a los cuartos. Nos ensopamos y punto. A mí no me asustó porque en Cuba estamos acostumbrados a los ciclones". Así analizó Miguel Losada, "el alcalde" del parque Viera y Clavijo, cómo vivieron los casi veinte indigentes que allí residen el 19-O.

Losada aclara: "No ha venido nadie, salvo la UMA del Albergue ese mismo día". Demuestra destreza y agilidad al subir una empinada escalera de madera, no apta para los que padecen de vértigo, hasta llegar a su santuario en los pisos superiores. Sin agua ni luz ni lujos, pero con orden, limpieza y dignidad "de pobre".

En el parque recogieron a un refugiado de las cuevas del barranco de Santos, cuyos ocupantes, rescatados el domingo, permanecían ayer en el Albergue.