Polineuropatía periférica sensorial mixta grave, o lo que es lo mismo: los nervios no le mandan la señal al músculo. Es la enfermedad degenerativa que padece Aixa, que se complica con una esclerosis que le causa problemas respiratorios. De hecho, las noches las pasa enchufada a un aparato para garantizar que siga respirando. Tiene 13 años y su esperanza de vida es de dos más.

Alegre, jovial, miembro de la murga Los Rebobinados, vive con su madre, Tati, en la casa de la hermana que las acogió desde el momento de un divorcio que las dejó en la calle. Desde 2011, la progenitora reclama una vivienda adaptada puesto que la niña tiene que emplear una silla de ruedas (la que tiene tampoco es la adecuada para sus necesidades). Lo sabe Viviendas Municipales y lo sabe el Instituto Canario de la Vivienda. De momento, el organismo municipal le oferta una en Añaza por la que tendría que pagar 250 euros al mes y por encima del segundo nivel. "Si tuviera acceso a ese dinero, no pediría una casa".

El problema es que a cambio de ese piso por dos años, Tati saldría del Registro de Demanda de Viviendas Sociales, en el que lleva nueve años. "¿Y después qué? ¿Qué hago cuando pase ese tiempo? ¿Vuelvo a la calle?". Tati insiste en que "lo que pido es una vivienda social adaptada para que mi hija esté en las mejores condiciones y sé que hay casas vacías adecuadas y en el piso bajo".

Sin ir más lejos, en el mismo edificio y en mismo portal en el que reside con sus hijas se encuentra una que tiene cinco habitaciones, puertas anchas y condiciones apropiadas. Pero se da la circunstancia de que ahí viven okupas. Además, saben de otros puntos en el municipio, como La Gallega, en el que "hay pisos públicos tapiados".

Ignacio González, presidente de la Comisión de Asuntos Sociales del Parlamento de Canarias, demanda que el ayuntamiento y el Ejecutivo regional "atiendan los casos más urgentes, al menos, y que lo hagan con la celeridad que las situaciones requieren. Esta gente no puede esperar más".

El caso de Aixa se agrava por momentos. El baño de la casa no está adaptado. Para asearla tienen que asirla su hermana y su madre. "Ya nos hemos caído". Pero para salir de la casa tienen que sacarla en brazos.

Las condiciones en las que reside también le impiden la colocación de un aparato más moderno en la habitación de la niña para darle mayores garantías y una mejor calidad de vida. "Físicamente es imposible colocarlo".

La situación está empeorando por días y la urgencia por que Aixa y su madre, Tati, tengan un espacio adecuado aumenta con el tiempo. "Y la solución no está en darle la patada a una puerta", como ha ocurrido en otros casos.