El barrio de Ofra despidió ayer a uno de los suyos, a José Rodríguez Rodríguez, conocido como "Pepe Tarrasa", toda una institución en el movimiento vecinal de la capital, a quien sólo una larga enfermedad le ha silenciado en sus demandas.

Tres décadas de labor entusiasta le preceden, lo que representa más de medida vida dedicada a los demás, centrando sus esfuerzos a través de la asociación de vecinos 8 de Mayo, donde, por medio del deporte ha demostrado a cientos de jóvenes de varias generaciones que en este barrio otra vida es posible.

En su último adiós, "Tarrasa" deja huérfanos a sus vecinos, que a pesar de tan irremediable pérdida, ya piensan en continuar con su labor, inspirados en un ejemplo de entrega que saben que será imposible de repetir.

El hueco que se ha generado con su marcha es tan grande que quienes se quedan son sabedores de que su labor no se puede perder, por lo que ahora, desde el dolor, están convencidos en seguir su línea, inspirados por su espíritu luchador.

José Rodríguez era un hombre netamente entregado al deporte, principalmente al fútbol, de donde le viene el apodo, ya que realizó unas pruebas en el equipo de la localidad de Tarrasa, de donde regresó porque no se adaptó. Sin embargo, en Tenerife, se ganó un nombre, destacando en su faceta de portero, en la que, quienes le vieron jugar dicen que "fue un figura".

También probó en la difícil tarea del arbitraje, época en la que se convirtió en un colegiado imparcial y correcto con el reglamento, hasta el punto de que llegó a pitar algún partido en los que jugaba alguno de sus dos hermanos, con los que no les templó el pulso a la hora de sacarles una tarjeta roja por una justa decisión.

Sin embargo, en el terreno en el que más ha triunfado "Tarrasa", y en la concurrida despedida que se le brindó ayer en el cementerio de Santa Lastenia se demostró una vez más, fue en el personal, en el que nunca ha estado fuera de juego, ya que, entre propios y extraños siempre se ha ganado la admiración por su labor y entrega. A lo largo de su existencia, supo compensar su dedicación a los demás con la que le brindaba a su amplia familia, compuesta por 8 hijos, 15 nietos y 2 bisnietos.

Ahora queda su otra familia, más de 200 jóvenes que pertenecen a los equipos de fútbol sala, baloncesto, atletismo y los niños del kárate, a los que sus compañeros de directiva dicen que no van a defraudar.