La vieja fábrica de tabacos Victoria forma parte de un conjunto arquitectónico que fuera diseñado en 1921 por Antonio Pintor y Ocete y que atiende al lenguaje ecléctico. Limita la construcción al muro en el que se descubren numerosos ventanales que confieren el protagonismo a la luz.

Según recoge Alberto Darias Príncipe en "Santa Cruz de Tenerife. Ciudad, arquitectura y memoria histórica", la fábrica fue modificada parcialmente para ubicar en ella el Cinema Victoria. "Se segregó de la vivienda (que se construyó una década después) desapareciendo por ese motivo el graderío que los comunicaba y cerrándose el acceso a través del espacio abierto común".

En la visita realizada el pasado jueves, se descubre aún la estancia donde se habilitó una pequeña cantina, así como el espacio reservado al montacargas y que, en el futuro, debería emplazarse el ascensor.

De los cuatro niveles, el inferior, está planteado por Oñate como lugar para el archivo del Carnaval, una zona donde clasificar material y evitar su paulatina desaparición.

En la planta primera, o de acceso, se descubren salas que la concejala propone para exposiciones o talleres, junto al salón noble y la pequeña cantina, contigua al patio central, que estaría presidido por una nueva claraboya. Parece un lugar a la medida del traje de la reina del Carnaval, que permitiría al visitante descubrir cada detalle. Llanos plantea, incluso, instalar en la base un giratorio que permita que la fantasía muestre su esplendor en 360 grados para que el visitante se recree en ella, algo que se podrá hacer en cualquiera de los dos niveles de escaleras.

En el segundo piso se localiza la sala más amplia, en forma de "ele", complementada por una segunda. En la parte superior, la "fuente de ingresos", una terraza-mirador para recrearse en el Carnaval y en esa zona de Santa Cruz.