Hacía calor. Un día de verano a mitad de marzo. Rueda de prensa en una plaza, al lado de un museo. Y allí apareció (Carmen) Lomana. Vestido estampado: sus mariposas, leopardos, flores varias... acompañado de zapatos rojos de tacón.

El objetivo era presentar la Semana de la Moda de La Palma que tendrá lugar en abril. El evento está en manos de Jordi Pérez. Y ya se sabe. Al consejero de Desarrollo Económico la Isla se le queda pequeña. Su propósito, para bien o para mal, siempre es ir un poco más allá. Bastante más lejos. Igual financia la presencia de seda de La Palma en un traje de Ágatha Ruiz de la Prada que tira de "chequera" para traer a Alaska acompañada de Topacio Fresh.

"Si me ponen una tumbona, yo me quedo aquí", soltó Lomana antes de arrancar. Tiene ese desparpajo natural, no le cuesta nada, a lo que suma un glamour seguramente desmedido, pero que a sus 70 años se puede permitir sin importarle demasiado lo que opine el resto de la humanidad. Salió del ex convento de San Francisco y entregó su bolso rojo a un asistente (o a alguien de la organización que pasaba por allí) para que se lo acercara al coche en el que se desplazó, ubicado a apenas metro y medio de donde debía hablar, mientras dudada si mantener o no puestas las gafas de sol.

Lomana sabía a lo que venía. Conoce su trabajo. Es consciente de que le pagan (se desconocen aún las cifras del acuerdo) para vender el sitio al que acude. Y a La Palma la describió "como un paraíso". En realidad, para qué engañarse, conoce muy poco del territorio insular, prácticamente nada, pero no dejó pasar la oportunidad para afirmar que "aquí hay algo que te atrapa. Un ambiente limpio, se cuida mucho el medio ambiente que es a lo que tenemos que ir para no cargarnos el mundo en el que vivimos. Aquí hay belleza, se cuida el patrimonio...". Si alguien se lo dijo, ella lo soltó. Y le quedó bordado.

Carmen desprende la sensación cada vez que habla de vivir en "su" mundo. Es tan solo una apreciación. Y ese mundo debe ser extraordinario. Es pausada. También se refirió a la moda "que dice mucho de ti" y se dirigió con cariño, incluso con humildad, a los representantes de las firmas que participarán en abril en el desfile de moda y que se sentaron frente a ella. Es una mujer que cuenta con una de las colecciones más importantes de Alta Costura y Prêt-á-porter de España, aunque es verdad que el pasado más reciente la lleve a programas televisivos que perduran más tiempo en la memoria colectiva. Así es la televisión.

Afirmó que "llamaré a mi amigo Manolo Blahnik para decirle que estoy enamorada de su isla" y aseguró que en abril estará en la Semana de la Moda de La Palma. El alegato ya fue sonrojante cuando soltó también que aprovecharía las redes sociales para promocionar a La Palma. Es cuando piensas que ama más el territorio insular que cualquier isleño. "Yo soy del norte", subrayó. Pues de verdad que no se le notaba.

Y luego Jordi. El Jordi más político, defendiendo "la capacidad creativa" de la Isla y de los palmeros. "De las 20 firmas (del Plan Insular de Moda), doce son de La Palma". Y es verdad. Él, que tiene a su favor el empeño y esfuerzo que le mete en cada programa que desarrolla, estaba en su hábitat natural. Más perdido, mucho más, pareció el presidente insular, Anselmo Pestana, que es más de letras que de ropa. Eso sí, sabía o se aprendió que la moda "es el octavo arte" y destacó los supuestos beneficios que está originando este programa que se encarga de gestionar la empresa pública Sodepal.

Luego, sin micrófonos, el presidente aprovechó para contarle a Lomana que hoy iban a grabar una película en La Palma. Carmen se interesó, pero el presidente poco más sabía de la grabación ni del título del cinta. Jordi, más metido en el celuloide, salió rápido al quite.

En medio de todo "aquello" estaba Paloma Suárez. Es otro perfil. Tampoco el cronista conoce su pasado, pero la modista palmera es de las currantes que salen desde abajo y llegan con fuerzas tirando puertas. Ahora es segura, reconocida en el mundillo, pero aprovechó el acto para recordar cuando apenas tenía 19 años y organizó un desfile en la plaza de España de Santa Cruz de La Palma. Al siguiente año sus modelos llegaron a las pasarelas de Madrid y desde ese momento no ha parado de crecer. Tiene eso que no hay manera de comprar: talento. Habló de proyectos, de creatividad, de mucha moda... y Carmen Lomana la miraba con atención, con respeto.

La Semana de la Moda la espera en abril.