Tres horas, casi cuatro, de angustia. Un incendio cerca de viviendas, con rachas de viento de 70 kilómetros a la hora, se declaró ayer sobre las 18:30 horas en la zona de Llano Negro, en Garafía. La noche se acercaba y las llamas se extendían con rapidez, manteniendo diferentes frentes abiertos. Las expectativas eran malas, todo se aventuraba hacia una lucha desigual de madrugada, pero justo antes de las 22:00 horas comenzó a llover. No era una llovizna. Era lluvia de verdad, lo que permitió dar por estabilizado (controlado) el fuego.

La alarma saltó a las 18:30 horas. Oficialmente, nadie sabía, al menos hasta el cierre de esta edición, las razones del inicio del incendio. Se activaron las cuadrillas del Cabildo, los bomberos, voluntarios... en invierno falta personal. Y medios. Una hora y media después, la situación era angustiosa. El propio consejero insular de Medio Ambiente, Juan Manuel González, comentaba a esta redacción que "la cosa está mal, muy mal. Hace mucho viento. Esto está muy feo". Era las 19:50. Apenas minutos más tarde, el jefe de Bomberos de La Palma, Germán Pérez, apuntaba que "los compañeros del parque de La Laguna (Los Llanos) están protegiendo la gasolinera. ¿El fuego cerca? Está allí mismo".

A esa hora, en mitad de la noche, era complejo calcular las dimensiones del incendio. Tenía diversos frente entre Llano Negro y Hoya Grande. Son zonas de medianías, pero con bosques. Tienen olor a monte. A nada de que el fuego se escape y suba camino de la cima. Había mucho viento y más miedo. Un vecino, Miguel Calero, contaba a El Día, sobre las 20:15, que la situación "está fatal. El incendio está demasiado pegado a las casas. Desde aquí se ve fuego en San Antonio del Monte, en la zona de la gasolinera, parece que va corriendo para La Mata. Estoy junto al depósito de Hoya Grande y está bastante cerca, a unos 100 o 200 metros de nosotros". "Están desalojando a algunas personas mayores", sentenciaba. Fueron unas diez viviendas en San Antonio, El Mocolón y Llano Negro.

Se priorizó el traslado a La Palma de la UME. Los pasajeros y vehículos del barco de Fred Olsen hicieron transbordo en La Gomera en el buque de Líneas Armas. Se dejó libre el barco rápido para ir a buscar a Tenerife a la Unión Militar con destino a Garafía. También se activó a la BRIF. Las llamas habían alcanzado una explotación ganadera, con la pérdida de los animales. La noticia buena, quizás la única, era que las temperaturas habían bajado. Se miraba al cielo. A las nueve y media de la noche, la estación meteorológica del Cabildo marcaba un 78% de humedad en la zona. Era buena señal.

El fuego parecía que daba una tregua hasta el punto de que el primer teniente de alcalde de Garafía, Martín Taño, respiraba al menos ligeramente a esa hora: "Ahora vamos mucho mejor. Hemos pasado momentos de mucho, de muchísimo agobio, de pensar en lo peor". Antes de las diez, una llamada. Un vecino confirma la noticia: "¡Llueveeee!". No eran aún las diez de la noche, pero sí era verdad: había llegado el frío y la lluvia. Carmen Brito, la responsable de Seguridad, ratificaba más tarde que "el incendio está estabilizado. No está apagado, aún no, pero llueve".