Pese a que el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) crea que La Palma aún tiene opciones para albergar el Telescopio de Treinta Metros (TMT, por sus siglas en inglés), e incluso insiste en la necesidad de tener la licencia de Puntagorda antes de febrero, la realidad va, o al menos lo parece, por otro lado muy diferente, que sitúa al aparato de observación en Hawái.

En un perfil humano desarrollado la semana pasada por el medio local Honolulu Star-Advertiser, el director ejecutivo del TMT, Ed Stone, afirma que la esperanza ahora del consorcio es que la construcción del Telescopio de Treinta Metros "pueda contrarrestar las críticas gracias al valor que tiene (este artilugio científico) para Hawái".

Stone advierte de que el valor del TMT va "más allá de la creación de empleos, se mide en iniciativas como la Fundación THINK que contribuye con más de un millón de euros anuales durante los últimos cuatro años para los programas escolares en Hawái".

Aunque es una sensación que se extiende entre diferentes colectivos, parece aventurado creer que se haya (y se esté) utilizando a La Palma durante el último año para presionar de alguna manera a las autoridades hawaianas para la obtención de las autorizaciones necesarias. Eso sí, el director ejecutivo del TMT manifiesta que "creemos que todos podemos coexistir en la montaña, cuidarla y compartir su administración". Se refiera e Mauna Kea.