Wladimiro Rodríguez Brito vuelve a la política. O quizás, en realidad, nunca se haya ido. A sus 76 años, y tras dos décadas como consejero en el Cabildo de Tenerife, este doctor en Geografía por la Universidad de La Laguna con Premio Extraordinario ya no tiene necesidad de más guerras. O tal vez sí. Su mundo interior se resiste a una jubilación pausada, al menos sin defender en su pueblo natal, Barlovento, del que será concejal a partir del próximo pleno, lo que ha protegido toda su vida: el mundo rural.

¿Para qué volver? ¿Qué necesidad? La respuesta es sencilla: "Hay una generación que cree que con el mundo de la informática, de Internet, que ordeñan el WhatsApp varias veces al día, se puede prescindir de la experiencia y de los años. Me voy a sentar en un ayuntamiento en el que los concejales tienen la edad de mis hijos. No quiero ir de maestro ni de predicador, no tengo ambiciones políticas, y quiero sentirme útil porque de lo contrario me iré. No estaré para que digan que Wladimiro viene a contarnos un rollo. No voy a un pleno para ser un Pepito Grillo. Pero me siento en la obligación de aportar, de sembrar, cosas que sean útiles para Barlovento".

Wladimiro defiende que hay que vincular a la juventud a la tierra y resume la situación actual en una anécdota inmediata: "Venía ahora mismo en el avión hablando con un muchacho palmero y comencé a preguntarle por cosas del mundo rural, y me dijo que creía que el abuelo tenía una guataca por allí....".

Esta realidad, su realidad, es en Barlovento "una desgracia". Y es que "es el pueblo que más agua por habitante tiene de toda Canarias, sin contar incluso con La Laguna de Barlovento, que la veo más como una infraestructura insular. Es un municipio con 3.000 metros cúbicos de agua por habitante y año, cuando la media en Canarias está en menos de 300 metros cúbicos y en La Palma no llega a los 1.000. Es un pueblo rico de agua y tierra, bienes escasos en Canarias, pero sin embargo es un pueblo pobre".

El veterano político va un poco más allá y defiende que "no podemos permitir que el ayuntamiento sea un centro de beneficencia, al que la gente vaya a buscar la leche, sino defender que en el pueblo hay tierra y condiciones para trabajar. En Barlovento hay cientos de hectáreas de tierra del procomún, en la zona de Las Llanadas mirando a La Laguna de Barlovento". No esconde, más bien al contrario, que en el pueblo "tenemos algunos jóvenes que están mirando para el campo" y se esfuerza en reclamar que "se conviertan en una referencia".

Si se le cuestiona por las acciones de la administración local para ayudar a esa binomio juventud-mundo rural, se "enciende". A su juicio, en Barlovento existe "mucha farándula y cosmética" y pone como ejemplo más clarificador "el programa de las fiestas. Es lamentable que apenas se hable de temas relacionados con el pueblo, de la agricultura, del que cultiva la tierra, de los que hacen esfuerzos, del que ha hecho las galerías y ha buscado el agua. Hay unas jornadas relacionadas con las bodegas y el resto, fuera de la Batalla de Moros y Cristianos, es una farándula mirando al exterior".

Los datos más profundos le dan la razón: "Barlovento tiene la mitad de población que en 1940. No llega a 1.800 habitantes. Durante los años se han ido cerrando aulas escolares y las variables demográficas son terribles. Niños en el pueblo menores de cinco años no llegan a 50 y personas mayores de 80 hay más de cien. La juventud se nos va, como también se va de la Isla". "Madeira tiene menos recursos que La Palma y allí viven casi 300.000 personas, mientras aquí tenemos pueblos que se están despoblando", sentencia.

De todas formas, Wladimiro Rodríguez Brito quiere que el alcalde (que gobierna en mayoría absoluta) tenga claro que "no llego al ayuntamiento para pelear con nadie. ¡Qué va! Voy a sumar. Quiero hacer cosas en positivo y más allá del partido que esté gobernando, se consigan mejoras con otra manera de pensar y de actuar. Me gustaría conseguir, con el actual alcalde, con los populares, socialistas y con los que estén, cosas buenas para Barlovento, por encima de las miserias de los partidos políticos".