La guagua paraba junto a la pista de acceso al barrio. Más cerca de las viviendas. La Palmita, en Barlovento, es un núcleo rural con residentes mayores. Concha, Delmira, Herminia... Superan los 80 años. La obra de la carretera del Norte modificó el trazado de la vía, la parada en dirección Santa Cruz de La Palma quedó encajada en medio de una curva y se optó entonces por eliminarla de un día para el otro, sin avisar a los usuarios, y trasladarla unos 300 metros.

Ahora la guagua recoge a los pasajeros más abajo, cerca de un barranco (Fuente Luis), lo que obliga a los viajeros, algunos de ellos con bastón o muletas, a discurrir por un tramo sin aceras, ni tan siquiera arcenes, sin paso de peatones ni luz y a la intemperie en un lugar excesivamente frío y con el riesgo de desprendimientos de piedras. Sí, la opción con mayores inconvenientes e inseguridad. Se mantiene la marquesina al otro lado de la calzada, en dirección Villa de Garafía. Hay una distancia considerable, de 14 o 15 metros, desde esta parada cubierta hasta los carriles. El tráfico es tremendamente escaso y el lugar invita por lógica a pensar en una mejor ordenación de la vía.

Los vecinos de La Palmita han planteado la posibilidad de que la guagua pare en ambas direcciones junto a la marquesina existente. Es normal que los coches crucen para bajar al barrio. La respuesta: no es seguro. Sin embargo, el transporte escolar sí lo hace cada día, sin poner pegas y ante la sorpresa y el desconcierto de los mayores. "¿Inseguro para nosotros y seguro para los niños?", se preguntan. Otra opción era haber aprovechado la expropiación de tres huertas en las cercanías para habilitar la nueva parada hacia Santa Cruz de La Palma, pero tampoco se contempló.

"Llevamos dos años reclamando una solución. A mi madre, de 82 años, la dejaron en dos ocasiones en la que era la parada de guaguas porque el conductor decidió no parar", afirma Mirta Pérez, quien recuerda que se han dirigido al Cabildo, a la cooperativa Transporte Insular e incluso a la empresa que ejecuta las obras en la vía, pero "nadie ha querido hacer nada". "Nos sentimos ciudadanos invisibles".