Poco intensa y demasiado centrada en la hipótesis de una desaparición voluntaria. Así considera la familia que ha sido la investigación llevada hasta ahora por la Guardia Civil en relación a la desaparición del tijarafero Pedro Pérez, quien fue visto por última vez el pasado 20 de marzo de 2017, fecha que coincide además con la última actividad de su teléfono móvil.

Este palista de 46 años vivía solo desde que se divorció de su mujer, aunque seguía manteniendo contacto con sus familiares más cercanos: hijas y hermanos.

La investigación de Pedro se encontraba archivada temporalmente por el Juzgado de Instrucción Nº1 de Los Llanos de Aridane hasta que el pasado martes se decretó la reapertura del caso. Al mismo tiempo, se dio traslado al abogado de los familiares del desaparecido, Javier Ramos, del segundo atestado efectuado por la Guardia Civil en el mes de octubre, y cuya entrega solicitaron sin más demora mediante una entrevista con el director insular de la Administración General del Estado, Miguel Ángel Morcuende, y en la que el criminólogo tinerfeño Félix Ríos, como portavoz de la familia, expuso la necesidad de una mejor comunicación por parte del citado cuerpo.

La familia y el criminólogo se lamentan de que se hayan tenido que enterar leyendo el atestado de una segunda búsqueda efectuada por el Equipo de Montaña de La Guardia Civil el pasado 3 de octubre, y que consistió supuestamente en recorrer la galería que transcurre desde la Punta de Tijarafe hasta el barranco de Jurado. Mañana lunes solicitarán judicialmente un informe pormenorizado del trabajo realizado por la Benemérita no solo de esta última búsqueda sino de la anterior, efectuada entre los días 1 y 4 de abril, en relación a los medios empleados y zonas sondeadas por los agentes. El Cecopin, por el contrario, sí ha trasladado información detallada al respecto de las labores efectuadas por su personal y voluntarios.

La desaparición de Pedro sigue siendo un misterio. Félix Ríos defiende que este caso "podría dar un vuelco a corto o largo plazo. Cierto es que no podemos obviar la esquizofrenia que sufría Pedro, pero no hay ningún indicador que nos conduzca a pensar que se encontraba ante un nuevo episodio de aislamiento por falta de tomar la medicación, ya que consta que el mismo día 20 la solicitó a la farmacia, quedándole aún pastillas". Además, "nadie notó ningún cambio especial en su forma de actuar en los últimos días y sabemos que tenía alrededor de 800 euros en efectivo encima, dinero que junto con su cartera no ha aparecido", no así su teléfono móvil, encontrado dentro de su vehículo abierto y con las llaves puestas, "algo que Pedro jamás hacía ni con amigos cerca".

Ríos anunció que "estamos valorando solicitar la utilización de drones para sondear las cornisas del barranco de Jurado, al igual que se ha hecho en otros casos".