La estructura del ascensor urbano de Santa Cruz de La Palma ya ve de cerca a la ermita de La Luz y San Telmo, después de que las obras se iniciaran a finales del pasado mes de octubre y tuvieran que ser paralizadas a la espera de material que debía llegar a la Isla supuestamente desde Alemania.

Se trata de un proyecto con dos objetivos. El primero, facilitar el acceso al centro de la ciudad a los ciudadanos que reciden en la parte alta del casco y, por otro, que sea un reclamo turístico por las atrayentes vistas sobre la bahía que se obtienen desde el elevador. El ascensor se sitúa en el hueco que existe entre la sede de Correos en la capital y el edificio de Usos Múltiples. No hay una fecha concreta de finalización, ni tampoco están fijados precios para visitantes o la forma de gestión.

El elevador sortea un desnivel de unos 35 metros y se presenta como un recurso clave sobre todo para personas con movilidad reducida. En la parte de influencia del ascensor habitan, según los datos del ayuntamiento, 1.469 personas, de las que 581 superan los 55 años, que se ven obligadas a recurrir a las escaleras de las calles Blas Simón o del barranco de Gredos para acceder al centro de la ciudad.

El proyecto, pese a todo, cuenta con dudas de una parte minoritaria de la población, que ve discutible, al menos por ahora, una inversión de unos 400.000 euros, de los que 250.000 euros han sido aportados por el Cabildo de La Palma. El elevador está ubicado fuera del área de protección del casco histórico de la ciudad, tal y como resolvió la Comisión de Patrimonio del Cabildo en un informe elaborado a petición del ayuntamiento.

Además de los trabajos que se están realizando en la estructura, también se realizan obras en el emplazamiento final a la altura de la ermita de la Luz, un recinto histórico artístico, y donde fue necesario, por el bien de la obra, el derribo de apenas un par de metros lineales de un muro que fue construido en 1640, lo que incluso, en casi todo ocurre, contó con detractores o, al menos, con quienes defendieron la necesidad de buscar otra alternativa "más respetuosa" con la historia.