Uno de los investigados en el caso La Nao de Tazacorte, Gregorio Sánchez Pérez, ha decidido contratar a uno de los abogados penalistas con mayor renombre durante los últimos años en España, Cristóbal Martell, con orígenes canarios, inmerso en la defensa de casos que afectan a diferentes personas muy reconocidas por su actividad profesional y, además, por acciones supuestamente delictivas.

El periódico El País calificaba en agosto de 2014 a Cristóbal Martell como el "letrado de todos los VIP". Un paso más lejos fue ese mismo año EL MUNDO, que lo definió como "El abogado que sabe demasiado", subrayando que "se ha convertido en una especie de poder fáctico porque maneja un volumen de información que ya lo quisieran para sí algunos de los departamentos del CNI". El EconomíaDigital lo tildó de "El último penalista".

La realidad es que Martell in-cluye entre sus clientes al jugador argentino del FC Barcelona Leo Messi, por supuesto fraude fiscal; al propio club catalán en el caso Neymar; Jordi Pujol Ferrusola, el hijo mayor del expresidente de la Generalitat; Marco Antonio Tejeiro, el cuñado de Diego Torres, en el caso Nóos; Álvaro Lapuerta, extesorero del Partido Popular que lo contrató para su defensa en el caso Gürtel; también al expresidente culé José Luis Nuñez.... una agenda profesional propia de los más grandes.

Su nuevo cliente, Gregorio Sánchez, fue socio-fundador de la empresa Estatecnic SA, promotora inmobiliaria, que pudo verse beneficiada, está aún por aclarar, en el caso La Nao, suelo anulado por el Supremo al entender como hecho probado que existió "desvío de poder" a la hora de su declaración urbanística, para beneficiar a un particular.

Tenía que declarar ante el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 de Los Llanos de Aridane el próximo día 8 de junio. Sin embargo, Cristóbal Martell ha presentado un escrito ante el juzgado, con fecha 20 de mayo de 2016, al que ha tenido acceso EL DÍA, en el que pide que se suspenda la cita hasta nueva fecha, "por tener el letrado suscribiente señalamiento anterior y coincidente en el tiempo, a saber, declaración de 7 testigos en el Juzgado número 1 de Sabadell (Barcelona) en el marco de las diligencias previas 31/2013-b", en el que obstenta la defensa del investigado.

En el juzgado se presenta un choque de "trenes". Martell tendrá enfrente en este caso a otro "hueso". La acusación particular, el empresario vasco César Gil e Inversiones Insulares, tiene como abogado a Santiago Milans del Bosch, un especialista contrastado en prevención de contingencias punitivas y defensa de la actividad empresarial en todo tipo de litigios.

Tras 10 años como fiscal (estuvo en Tenerife) y magistrado especialista en lo contencioso-administrativo, pidió la excedencia en 1998 para dedicarse al ejercicio de la abogacía. Es socio de Cuatrecasas, considerado uno de los principales despachos de España, con una facturación de la que muy pocos pueden presumir.

Como curiosidad, solo como curiosidad, destacar que es sobrino de Jaime Milans del Bosch y Ussía, fallecido en 1997, condenado a 30 años de prisión por «delito de rebelión militar en concepto de autor» debido a su participación en el golpe de Estado de 23 de febrero de 1981, y expulsado de la carrera militar por su implicación en el mismo el 3 de junio de 1982. Una coincidencia: la sentencia del Supremo sobre La Nao también fue un 23 de febrero, aunque en este caso de 2012.

denuncia por 300.000 euros

Caso Santander. Mientras el caso La Nao avanza en los juzgados, otra batalla se libra también por los proyectos que César Gil intentó desarrollar sin éxito en Tazacorte. En este caso, se trata de la investigación abierta para esclarecer el destino de 300.000 euros de una de las cuentas del empresario vasco en el banco Santander. La persona a la que se responsabiliza de autorizar la transferencia del dinero a otra cuenta, Luis Antonio Pagés, ha presentado una denuncia por estos hechos contra dos empleadas y el propio abogado de esta entidad bancaria, afirmando que nunca firmó tal autorización y que el documento que el Santander está utilizando para demostrarlo "está escrito a mano, carece de sello, de fecha, así como de la impresión mecánica de su contabilización", al haber sido firmado en blanco en una ocasión años antes.