El profesor Carlos Soler ha pasado de ser un protegido de Antonio Castro a un proscrito para Juan Ramón Hernández. Los dos últimos líderes de Coalición Canaria en La Palma lo han tratado de forma diferente en menos de una década, a pesar de ser siempre un ingeniero incómodo, si se quiere atravesado, para las contratas acostumbradas a modificados de proyectos y precios para intentar cuadrar sus cuentas.