El Minué representa una noche de gala entre los nobles, un baile de salón aristocrático del siglo XVIII, el del rococó. Sin embargo, las generaciones de jóvenes del siglo XXI se desviven por ser elegidos como bailarines, por formar parte de las 24 parejas que representarán en escena una de las grandes noches de las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen de Nuestra Señora de Las Nieves.

Los 90 jóvenes aspirantes, de no más de 20 años (pese a que la edad máxima llegaba en el caso de los chicos a los 30 y de las chicas hasta 22), cambiaron ayer los sonidos de hoy: el hip hop, el reggeton... por la danza, por el "Minué de los aires en re", la obra maestra del compositor palmero Luis Cobiella. Y no sintieron complejo alguno. Les gusta y desean bailarlo ante las miles de personas que el próximo 14 de julio de 2010 se darán cita en el recinto central para deleitar sus ojos con una maravillosa creación que sólo se representa cada cinco años en Santa Cruz de La Palma.

Estos jóvenes, a excepción de un solo caso entre 90 almas que ya participó en 2005, nunca han bailado algo parecido. Sólo lo vieron, en directo o en la tele, cuando tenían 12 o 13 años. Sin embargo parecen expertos, se han preparado las pruebas de selección. En los pasillos se mueven, practican: "El codo más alto, la barbilla arriba, pon más elegancia", hasta que son llamados a la sala en la que está el jurado y el director artístico del gran evento, José Gordillo.

Dentro, en el salón de la Escuela de Danza, no hay fotos, ni prensa, sólo una cámara institucional. Son cinco minutos. Allí se expresan por grupos y luego salen a esperar la decisión del jurado elegido por el Patronato de la Bajada de la Virgen. No están nerviosos, según dicen, pero se les nota impacientes. Cuando se les pregunta, la mayoría dicen que la prueba les resultó fácil, aunque saben que entre tanto aspirante, más chicas que chicos, cualquier detalle decide.

El Minué no solo es danza. Requiere gusto por lo elegante, lo refinado, lo íntimo, lo delicado... y eso marca las pruebas de selección. Realmente, el baile no es lo más complicado. Lo difícil es parecer un verdadero aristócrata del siglo XVIII y para eso se requiere una sutileza que se moldeará en los largos ensayos que comenzarán una vez sean elegidos los participantes.

En escena.- A los que sean elegidos, se les exigirá meterse en el papel, como si de verdad estuvieran en ese salón de época, entre la nobleza francesa. Tienen que saberse los pasos, ser elegantes, refinados y nunca olvidarse de que van vestidos con una indumentaria dieciochesca (s. XVIII) inspirada en el rococó, la que confecciona cada cinco años el taller de costura de la Bajada de la Virgen.

Entrar en el papel es clave y para ello contarán con la ayuda de una coreografía íntimamente diseñada para el Minué, en el marco de una decoración sobrecargada al estilo rococó. La representación partirá de la base que dejó la coreógrafa ya fallecida Maika Lerín, que fue directora de la Escuela Municipal de Danza de Santa Cruz de La Palma, reconocida por ser la primera maestra de danza del prestigioso bailarín Víctor Ullate.

Desde 1945.- Los que sean elegidos formarán parte de uno de los actos tradicionales más importantes de la Bajada. Pese a lo que representa es el más moderno de ellos. Nació en 1945, primero con un desfile que se hacía con carrozas en la calle y con orquesta. Con el tiempo, se transformó, justo con la consolidación de Luis Cobiella (músico estrella de este acto) como compositor, en una representación estática acompañada con una orquesta sinfónica que interpreta, este año nuevamente, el "Minué de los aires en re".