Mezzosoprano rusa considerada por la crítica como una de las cantantes de ópera de mayor proyección internacional, que tuvimos oportunidad de escucharla en Tenerife en el año 1991. Guapa, cercana, sencilla, y una mujer de carácter afable, a la que tuve el honor de conocer, y con la que compartí buenos ratos.

En su extensa carrera de repertorio clásico cantó en los principales escenarios de Europa, América, Australia y Asia, y trabajó con los mejores directores de orquesta: Karajan, utti, Barenboim, aazel, Kleiber, Abbado, Levine... También tiene en su haber muchas grabaciones, como una de sus obras fetiche que hizo para cine con Plácido Domingo, a las órdenes de Zeffirelli, "Cavalleria rusticana".

uchos folios necesitaría para transmitirles lo que ha representado esta mujer en el mundo de la lírica, y las grandes noches musicales de las que ha disfrutado el público, notoriedad que se ha visto premiada socialmente, siendo condecorada en su tierra como "la artista del pueblo", galardonada con la Orden de Lenin, o con el gran homenaje que recibió en oscú en 2000. En la actualidad se dedica a la enseñanza.

La recogí en el aeropuerto del sur porque venía a Tenerife a interpretar el papel de Santuzza de "Cavalleria rusticana". Tenía hambre, así que la llevé al famoso esón la Z de Candelaria, donde siempre me recibían aunque fuera tarde. Le recomendé la cazuela de pulpo y el pollo al ajillo, platos típicos que el inolvidable Antonio hacía muy bien, y que le encantaron.

Antes de empezar la función, pasé a saludarla y estaba en el pasillo releyendo el texto de la obra, a pesar que la había cantado más de cien veces. Estaba nerviosa, pero dijo que en cuanto entrara en el escenario se le quitaba. Durante los días de ensayo y función la llevé de paseo en varias ocasiones, y le gustó mucho la isla, especialmente los guachinches y merenderos. Nos pidió de favor que le recomendáramos un sitio donde comprar una maletas fuertes para llenarlas de comida en un supermercado, y fue sincera: nos confirmó lo que las noticias decían de su país, que en Rusia había mucha hambre y que no se conseguía alimento ni con dinero.

Se llevó sobre todo mucho laterío: sardinas, atún, caballas... Su fama le permitía saltarse la aduana y que no la registraran, por lo que llenó las maletas de comida para sus familiares y amigos, gastándose más de cien mil pesetas de la época.

Fue contratada también para un recital con la OST, organizado por la ATAO, un triste 30 de noviembre del 91. ientras cantaba el aria de Werther, un gran amigo, anolo Santana, sufrió un ataque cardíaco, que ella presenció de lleno desde su atalaya, sin poder parar la actuación, pues el director no se había apercibido lo que acontecía. Lo sacaron al hall del teatro Guimerá, y pesé a la buena maniobra de un médico que había en la sala, y el rápido traslado al hospital, falleció minutos más tarde.

Estuvo muy comprensiva con la situación, y me dijo que me fuera al hospital, que nos veríamos al día siguiente. Quedamos a comer, y tenía de regalo para mí el libro de sus memorias, que aunque está en ruso es un buen recuerdo porque está dedicado.

Tiempo después cantó en Las Palmas "La favorita", junto al entonces joven tenor catalán José Bros, a quien ayudó mucho. Compartimos cena tras la función, invitados por la ACO, y al día siguiente paseamos y comimos. En todo momento estuvo cordial, y nos manifestó un gran afecto, dándonos constantemente las gracias por todo lo que habíamos hecho por ella. En todas esas ocasiones se mostró como un ser extraordinario. Cuando un ser humano es tan correcto en lo profesional, lo demuestra con su comportamiento, y Elena es un ser irrepetible, inteligente y honesto.

Ahora su dedicación es enseñar a otros en su país, aunque alguien me ha comentado que la han visto en Valencia. enuda bicoca para sus alumnos, que reciben clases de una de las personalidades más importantes de la historia de la música y la ópera. e gustaría hacerle llegar mis palabras, pues son solo la evocación de recuerdos entrañables y vivencias de una muy buena etapa de mi vida.

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