Tras los titubeos y discrepancias iniciales, la Isla de Tenerife ha comenzado por fin a organizarse de manera coordinada para acabar con la plaga de termitas subterráneas invasoras reticulitermes flavipes. El Gobierno de Canarias, el Cabildo de Tenerife y los ayuntamientos ya se han sentado juntos, en mesas con políticos y técnicos, para poner en marcha una estrategia coordinada que permita erradicar unas voraces termitas que se cree que llegaron a la Isla en torno al año 2005, aunque la voz de alarma general la dio la empresa Anticimex en junio de 2017. En noviembre de 2018, la revista científica Journal of Applied Entomology publicó la primera investigación que confirmaba la llegada de esta termita a Tacoronte y Arona.

A finales de 2018, la plaga de termitas era ya motivo de preocupación generalizada y fue protagonista de numerosas informaciones en medios de comunicación insulares, regionales e, incluso, nacionales.

El Ayuntamiento de Tacoronte, en medio de una gran presión ciudadana, política y mediática, fue la primera institución que dio un paso adelante y decidió actuar contra la plaga. El 13 de febrero de 2019 anunció la contratación del biólogo David Hernández y la empresa Apinsa para realizar un estudio de la extensión real de la plaga en el municipio. Una inversión de 30.000 euros que se complementaría con una partida de 200.000 euros para ayudar a los vecinos afectados a costear los tratamientos en propiedades privadas, cuyo coste ronda los 3.000 euros por vivienda.

Unos días después, el Consistorio tacorontero habilitó un teléfono y un correo electrónico informativo sobre la plaga, y colgó datos de interés en la web municipal.

En la actualidad, Tacoronte redacta las bases para poder publicar la convocatoria de las ayudas municipales y empezar a actuar, lo antes posible, en las viviendas afectadas.

Arona anunció el 6 de marzo la contratación de un biólogo para certificar si las termitas continúan en una zona verde cercana a la avenida Las Américas y la conocida como Milla de Oro, tal y como quedó acreditado en el citado artículo científico y en visitas de empresas especializadas en control de plagas.

El 7 de marzo se produjo la reunión que marca el inicio real de esta estrategia coordinada y compartida para acabar con las termitas invasoras.

El Cabildo de Tenerife, el Gobierno de Canarias y los ayuntamientos de Tacoronte, La Laguna y El Sauzal se reunieron con el profesor de Zoología de la Universidad de Córdoba y experto en termitas, Miguel Gaju Ricart (ver entrevista), para diseñar un plan de acción contra la plaga de reticulitermes flavipes.

Gaju, invitado por el Gobierno de Canarias, participó en la erradicación de una plaga de termitas subterráneas similares en el pueblo cordobés de Palenciana y ahora ha sentado las bases de la estrategia a seguir en Tenerife.

En unos días se organizará una reunión con todos los ayuntamientos de la Isla para explicar la situación y los mecanismos disponibles para detectar la presencia de la plaga. También se presentará nuevo material divulgativo para concienciar a la población del comportamiento de esta termita y los procedimientos para detectar su presencia en las viviendas.

También se pondrán en marcha cursos formativos para los técnicos de las administraciones implicadas, especialmente los de ámbito local, para que conozcan las técnicas de detección y seguimiento de estos insectos.

Una de las cuestiones que más preocupa a las administraciones es la eliminación de residuos contaminados por la plaga. La estrategia recomendada es la incineración, pero al no existir una incineradora de este tipo en la Isla, el Gobierno de Canarias ha elevado una consulta al Gobierno de España para determinar de qué manera se debe actuar.

Se baraja la alternativa de que se instalen contenedores metálicos, tipo bandejas de escombros, en las zonas afectadas para que los vecinos depositen allí los materiales con termitas. Posteriormente, vehículos con contenedores herméticamente cerrados trasladarían esos materiales hasta el Complejo Ambiental de Tenerife, en Arico, donde serían incinerados.

La quema de estos residuos necesita autorizaciones y controles que el Ayuntamiento de Tacoronte solicitó al Cabildo; el Cabildo elevó al Gobierno de Canarias, y ahora la administración regional plantea al Ministerio de Medio Ambiente. La respuesta final se espera en breve.

El alcalde de Tacoronte, Álvaro Dávila (CC), reconoce que le hubiera gustado contar ya con un protocolo de gestión de residuos, "pero se trata de una situación nueva y los técnicos plantean dudas que han tenido que llegar hasta el ministerio".

Los técnicos de empresas de control de plagas y los biólogos que han investigado este caso coinciden en que la presencia de la termita reticulitermes flavipes está confirmada en la zona costera de Tacoronte, Valle Guerra (La Laguna) y una zona muy concreta de Arona, cerca de la avenida Las Américas. Ahora mismo existen dudas sobre su aparición en zonas de Candelaria y Santiago del Teide, concretamente en Puerto Santiago.

También genera dudas la situación del Complejo Ambiental de Tenerife, el vertedero de Arico, una zona a la que, al menos desde 2005, pueden haber llegado residuos contaminados por la plaga que se han eliminado a través de los servicios ordinarios de recogida de basuras. El experto Miguel Gaju considera que sería necesario inspeccionar las instalaciones del PIRS para tratar de determinar la presencia de esta termita.

Gaju plantea, además, la necesidad de controlar la salida de tierras, macetones, maderas o residuos vegetales que puedan expandir la plaga. La colaboración vecinal es otra potente herramienta para acabar con las termitas. Ante la duda de su presencia, es necesario acudir al ayuntamiento y a una empresa especializada. Cuanto antes se actúe, más fácil será erradicarlas de Tenerife.

Termiteros de hasta 5.000 metros cuadrados

Gaju Ricart ha explicado a las administraciones algunas de las singularidades de la reticulitermes flavipes, una termita subterránea que no tiene termiteros al uso, sino un entramado de túneles interconectados que pueden ocupar de forma parcial superficies de hasta 5.000 metros cuadrados. Esa gran maraña de túneles, con diversas salidas para alimentarse, permite alcanzar la colonia desde muchos puntos. De ahí la importancia de no destruir los canales de progresión, túneles con aspecto terroso que construyen pegados a maderas, techos, suelos o paredes, a través de los que se desplazan para comer. Esas vías visibles son la oportunidad de destruir toda la colonia mediante termiticidas. Resulta clave que nunca dejen de tener alimento contaminado. Si el cebo se acaba, las termitas no vuelven a por más.