La Fundación Proyecto Don Bosco acaba de cumplir 20 años de trayectoria en España. A finales de 1998 llegó a Canarias y en 2001 comenzó a trabajar en La Orotava, con dos hogares de acogida para menores. Desde entonces no ha parado de evolucionar para adaptarse a las necesidades que, día a día, iban demandando los menores y jóvenes más vulnerables de esta sociedad. Aquella modesta entidad que surgió al calor de la comunidad salesiana del colegio San Isidro, tiene ahora 150 empleados que han atendido a 4.000 menores y jóvenes en Tenerife durante 2018. El legado de San Juan Bosco sigue vivo con una fundación que respeta y no juzga. Una fundación que se ha convertido en el hogar de las segundas oportunidades.

El director general de la fundación, Ignacio Vázquez de la Torre, recuerda que el proyecto se inició en la Villa con dos hogares de acogida para 16 menores y que "no ha parado de crecer, con los niños y jóvenes siempre como prioridad". Para el director territorial de esta entidad en Canarias, Miguel Ángel Rojas, la clave es que han crecido "con los chicos y las chicas que atendimos. Primero les dimos el hogar que no tenían. Luego se hicieron mayores y nos demandaron formación. Al cumplir 18 años, nos preguntaron: ¿y ahora a dónde vamos?, y tuvimos que crear pisos de acogida para mayores de edad. Después llegaron las necesidades de retorno educativo y los proyectos de empleo. Y apostamos por la formación a la carta, por preguntar a las empresas qué necesitaban antes de lanzarnos a formar a los jóvenes. Ahora queremos tender al modelo de escuelas de segunda oportunidad, que ya cuenta con una primera experiencia acreditada en Taco. Centros que dan respuestas integrales para la inclusión social".

En Proyecto Don Bosco saben que muchas políticas sociales fracasan porque los problemas no se abordan de una forma integral. Su trabajo es un referente en la atención a menores y en la formación para el empleo. Sólo en 2018, esta fundación ha logrado 595 inserciones laborales.

La técnica de empleo Gioconda Hernández recalca que el cambio clave para lograr un mayor éxito en las inserciones laborales fue "preguntar primero qué necesitaban las empresas y, con su colaboración, formar a jóvenes con los perfiles que demandaba el mercado de trabajo". Dar una respuesta adaptada a la demanda ha permitido insertar a 595 de las 1.378 personas atendidas. Un porcentaje muy elevado de éxito. Con los chicos y las chicas siempre en el centro, como inspiración y motivación, la Fundación Proyecto Don Bosco mantiene el empeño de rescatar a los más jóvenes del fracaso.