La alcaldesa de San Juan de la Rambla, Fidela Velázquez (PSOE), aseguró ayer a EL DÍA que el primer albergue para senderistas de la comarca, que se habilita en el antiguo mirador del Mazapé, entrará en funcionamiento durante este año. El consistorio ha ejecutado ya la primera fase de las obras de reforma del inmueble, que estuvo abandonado y a expensas del vandalismo durante años, y en "unos días" espera sacar a licitación la segunda y definitiva fase de acondicionamiento, financiada por el Cabildo insular con unos 100.000 euros.

"Estas obras durarán unos meses y, antes de que acabe el mandato, sacaremos a licitación la explotación del albergue, que tendrá capacidad para 22 personas. Una vez adjudicado, sus gestores querrán abrirlo lo antes posible y eso será antes de que termine 2019", augura Velázquez.

En la primera fase de las obras se invirtieron unos 80.000 euros provenientes de una subvención para áreas de influencia de Parques Nacionales. "Ese dinero nos ha permitido reparar los desperfectos más importantes, establecer un cerramiento adecuado e instalar un sistema de cámaras y alarma que garantiza la conservación del inmueble", detalló la alcaldesa.

Según Velázquez, "en esta segunda fase se prepararán las habitaciones y la cafetería que dará servicio al nuevo albergue para senderistas".

El Consistorio ramblero ya ha recibido visitas de empresarios interesados en la explotación del antiguo mirador y restaurante Mazapé como albergue turístico especializado en senderismo y actividades al aire libre. Velázquez subraya que "se trata de un espacio muy atractivo, con una ubicación privilegiada, que ofrece vistas de toda la costa del Norte de Tenerife, justo al lado del sitio de interés científico, zona de especial protección para las aves y paisaje protegido de Barranco de Ruiz".

Historia de un abandono

E l mirador del Mazapé costó 725.000 euros y se inauguró en 2005. Esta instalación, preparada como restaurante, estaba llamada a ser un atractivo turístico para el municipio, pero después de tres concesiones administrativas fallidas por su difícil acceso, se cerró en 2011. Desde entonces, permaneció abandonado y a expensas del vandalismo, hasta que a finales de 2018 se iniciaron las actuales obras de reforma.