La dimisión de la edil de Servicios Sociales y Hacienda del Ayuntamiento de Tacoronte, Virginia Bacallado (CC), tuvo ayer ambiente de moción de censura y duelo electoral. Más de cien personas abarrotaron el salón de plenos y las escaleras del consistorio para mostrar su apoyo, en ocasiones exaltado, a la concejala que dimitía. Hubo carteles con lemas como "tu pueblo te necesita", "tú eres Tacoronte", "luchadora" o "no es un adiós, es un hasta pronto"; ramos de flores; ovaciones, y cánticos. El público jaleó y aplaudió el duro discurso de despedida de Bacallado, quien dejó claro que se marcha por sus discrepancias con el alcalde, Álvaro Dávila (CC), y sus prioridades de gobierno, que ahora no comparte.

"No me voy por motivos personales, laborales, de salud ni familiares. Mis prioridades en la vida y en la política son diferentes a las que se llevan ahora en este ayuntamiento", explicó.

La concejala renegó del que ha sido su gobierno durante siete años y quiso marcar distancias con el alcalde con un listado de prioridades que pareció el adelanto de un compromiso electoral: atender a los más necesitados; favorecer una sociedad igualitaria; potenciar los servicios sociales; recuperar el diálogo y el consenso con los trabajadores municipales; atender las pequeñas demandas vecinales; acabar con el abandono de Mesa del Mar y El Pris; acercar Agua García, Barranco Las Lajas y el resto de núcleos al centro; los jóvenes; el sector agrícola y el mercadillo; el relanzamiento de las zonas comerciales; recuperar el diálogo con los colectivos; apoyar el deporte; potenciar la escuela infantil; reabrir la ludoteca, o apoyar a los grupos y a la cultura local.

"Salta a la vista que mis prioridades no son las mismas que las del alcalde", afirmó entre aplausos, gritos y silbidos de apoyo.

"Me voy con la tranquilidad del deber cumplido hasta donde me han dejado. A partir de mañana me culparán de todos los males, pero no se dejen engañar y luchen por lo que es de todos", remarcó.

Bacallado, quien tras el pleno dejó claro que lo más probable es que se dé de baja de CC tras haber abandonado ya los cargos orgánicos, aseguró que "en CC son conocedores de todo lo sucedido en los últimos años, y he seguido en todo momento sus instrucciones (...). He hablado donde correspondía". Una manera de decir que nadie en CC atendió sus quejas.

En su despedida, que huele a regreso inminente a la primera línea política, Bacallado remarcó que "cuando una mujer da marcha atrás, es para tomar impulso".

Ante los reiterados gritos de apoyo a la edil, Dávila advirtió en varias ocasiones de que podía ordenar el desalojo del salón de plenos. Avisos que fueron respondidos con más abucheos antes de que José Daniel Díaz (NC) afirmara que le consta "el calvario" que ha pasado Bacallado, y que "le honra el gesto de marcharse por no callar".

El resto de portavoces valoró la valentía de la concejala, su trabajo y su talante conciliador con la oposición. Entre el público destacó la presencia de la edil Olga Sánchez (CC), que no estuvo sentada con el resto de la corporación municipal, pero sí acudió a mostrar su apoyo a Bacallado. Otra posible dimisión en ciernes.

La respuesta de Dávila a la concejala fue aún más dura que la despedida. Aunque en ocasiones resultó inaudible por los gritos y las constantes interrupciones, el alcalde dijo que "es una pena que en el día de su despedida, no se tenga la más mínima elegancia". Y añadió: "Yo la llevé a usted en la lista en 2011, en el número seis, a pesar de que no la conocía nadie. También olvida que fui yo el que renunció a mi puesto en la ejecutiva insular para que lo ocupara usted, para que siguiera cogiendo experiencia. También se olvida de que en 2015 la llevé de número dos, o de que en 2017 la propuse para que la nombraran de nuevo en la ejecutiva insular. Tuvo usted en todo momento mi ayuda para que llegara a algo en política. Quise enseñarle que no hay que gobernar solo para los que protestan o insultan en las redes sociales. Ahí reconozco que he fallado. Ha querido usted despedirse con un minuto de gloria. Y lo ha tenido. Le agradezco los servicios prestados y le deseo suerte", concluyó.

Al terminar el discurso de Dávila, Bacallado hizo entrega del móvil y la tablet corporativa, las llaves del despacho y la tarjeta de aparcamiento, y lamentó la respuesta del alcalde: "No esperaba menos de usted". Su salida del salón de plenos, entre besos, abrazos y gritos de apoyo, recordó escenas de una censura. Y más de un centenar de simpatizantes corearon lemas que auguran un cercano duelo electoral. Al grito de "¡alcaldesa, alcaldesa!", Bacallado salió del ayuntamiento con la clara intención de volver.