El portavoz del Grupo Popular en el Cabildo de Tenerife, Sebastián Ledesma, ha mostrado su convencimiento de que el consejero insular de Medio Ambiente, José Antonio Valbuena (PSOE), "tenía abandonada la piscifactoría de Aguamansa, recientemente clausurada en La Orotava, en una actitud irresponsable que, como hemos sabido, podría haber puesto en riesgo la salud de los ciudadanos".

Ledesma aseguró que "en los primeros momentos, cuando apareció en medios informativos que el agua de las instalaciones pudo estar contaminada con antibióticos que llegaban al canal para agua de consumo humano, nadie en la corporación era capaz de responder a todas las preguntas que suscitaba un hecho tan grave".

"Después se supo que el responsable era el socialista Valbuena, porque la piscifactoría estaba gestionada directamente por la corporación a través del servicio de Gestión Forestal y aún así", según puso de relieve, "el consejero, que había hecho dejación de sus responsabilidades, seguía sin dar la cara porque, al parecer, disfrutaba de sus vacaciones", lamenta Ledesma.

"Nadie sabía lo que realmente estaba pasando allí, ni siquiera el propio Valbuena", dijo el portavoz popular, para quien su afirmación queda corroborada por el hecho de que un día después de que el consejero socialista "hiciese una pequeña pausa en sus vacaciones para emitir un breve comunicado sobre el gravísimo problema que se había detectado en Aguamansa, y en el que nos venía a decir que todo estaba en orden en la piscifactoría, se procedió a la clausura de las instalaciones tras una inspección de Salud Pública, departamento dependiente del Gobierno de Canarias".

Según Ledesma, "algo tuvo que detectar allí Salud Pública sobre el terreno para que se procediera al cierre sumarísimo de las instalaciones pese a los tibios e inútiles desmentidos de Valbuena".

El portavoz popular lamentó el "total oscurantismo que se cierne sobre la piscifactoría de Aguamansa, para la que no figura partida alguna en los presupuestos, no sabemos ni cómo se gestionaba, cómo se comercializaban los peces, el número de visitas turísticas que recibía ni cuál era su cuenta de resultados".

"Nos tememos cualquier cosa cuando se descubra el pastel y, dadas las circunstancias, no podemos sino alegrarnos del cierre de las instalaciones, aunque tenemos que criticar, como han hecho los vecinos del entorno, el trato que se les dio a los animales, a los que se dejó morir con crueldad y a la vista de todos como si se tratara de un espectáculo". criticó.

Ledesma anunció asimismo que el PP está recabando información "de todas las fuentes posibles para tratar de conocer toda la verdad sobre lo ocurrido en la piscifactoría de Aguamansa y los riesgos que la mala gestión de las instalaciones habrían ocasionado a la salud pública a través del consumo del agua de abasto porque, dijo, esto es de tal gravedad que si es necesario elevaremos una denuncia ante la Fiscalía".

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha abierto una investigación a raíz de la denuncia de vecinos de Aguamansa que comprobaron la muerte de miles de truchas tras la interrupción del flujo continuo de agua en la piscifactoría.

El grupo insular de Podemos en el Cabildo aseguró ayer que "intentará aclarar en la comisión de Medio Ambiente y Sostenibilidad de este viernes todas las incógnitas sobre la piscifactoría". Su portavoz, Fernando Sabaté, cuestiona las "improvisadas" actuaciones del gobierno insular y pide que "se despejen las dudas en materia de salud pública, medio ambiente y rentabilidad y justificación de la piscifactoría".

Sabaté incide en que "la revelación periodística de que se ha estado medicando a las truchas de esta piscifactoría de forma habitual y de que los potenciales residuos de ese medicamento no apto para consumo humano se han vertido a la red de agua que abastece a la población merece explicaciones mucho más detalladas de las facilitadas hasta ahora desde el grupo de gobierno insular".

"Resulta conocido que los residuos de antibióticos ingeridos de forma incontrolada podrían llegar a tener consecuencias negativas para la salud", destaca. Y matiza que aunque desde el Cabildo "se ha afirmado que este hecho no tiene mayor trascendencia, dado que el agua de abasto urbano se somete a tratamientos que garantizan su potabilidad, esa explicación es poco convincente. Esos tratamientos pueden eliminar la contaminación bacteriana, pero ni la cloración ni otros tratamientos convencionales garantizan la eliminación de residuos químicos o de medicamentos".