La violeta del Teide (Viola cheiranthifolia) es una planta única en el mundo, que solo existe en una reducida zona de las cumbres de Tenerife. Crece en los lugares más altos del Parque Nacional del Teide, por encima de los 2.000 metros de altitud, entre materiales sueltos, como picón o pumitas, donde espera que las nevadas aporten el frío y la humedad necesarias para poder desplegar toda su belleza violeta.

En plena floración de las violetas del Teide, EL DÍA conversó con dos de los biólogos del Parque Nacional que mejor conocen esta pequeña planta protegida, José Luis Martín Esquivel y Manuel Marrero, quienes destacaron que la sequía y la escasez de nevadas han retrasado este año la floración de numerosas especies.

"Las nevadas potentes vienen de perlas a las violetas del Teide, pero este año solo se registró una nevada pequeña y eso se nota", explicó Martín Esquivel.

La violeta del Teide es una planta "muy ligada a las nieves" y por eso estos expertos temen que pueda convertirse, "en 50 o 100 años", en "una víctima del cambio climático".

La observación de las poblaciones de violetas del Teide en los últimos siglos ha dado lugar a una teoría, aún no comprobada científicamente, de que esta planta va poco a poco ganando altura para buscar las condiciones que más le favorecen.

Es posible que la violeta del Teide esté escalando poco a poco el pico más alto de España (3.718 metros) para encontrar unas condiciones climatológicas que hace siglos existían a menor altitud.

En la actualidad, la mayor población de violetas del Teide se concentra en la zona de La Rambleta, junto a la estación final del teleférico, a unos 3.550 metros de altitud. Una zona menos expuesta, donde la nieve, cuando cae, aguanta mucho más tiempo.

"Cuando Humboldt visitó el Teide en 1799 describió las mayores poblaciones de violetas en la zona de la Cueva del Hielo, a unos 3.300 metros de altitud, pero no comenta nada de su presencia a más altura. Ahora la mayor población está muy cerca del pico. Es una estrategia clásica de adaptación, la de ir ganando altitud, pero ¿qué pasará cuándo no haya más altura a la que subir?", plantea Martín Esquivel.

Se suele decir que la violeta del Teide es la planta que vive a mayor altitud de España, pero eso ya no es exactamente así. Los biólogos del Parque Nacional explican que en la actualidad pueden verse otras especies a mayor altitud, "incluso una especie invasora que ha llegado hasta la zona de las fumarolas del Teide. Ahora la violeta tiene muchos más vecinos en la cumbre", lamenta Esquivel.

Esta violeta endémica del Parque Nacional aún no se considera amenazada, pero existe un programa de protección porque "si no hiciéramos nada, podría pasar a convertirse en una planta amenazada", indica Manuel Marrero.

Aparte del cambio climático, la principal amenaza para la violeta del Teide son los herbívoros introducidos, en especial el conejo. A estos roedores, que fueron introducidos por el hombre, les encanta comer violetas del Teide y, poco a poco, también han ido ganando altura. En los últimos años, el personal del Parque Nacional ha detectado conejos muy cerca del pico del Teide. No se trata de poblaciones estables, sino de algunos ejemplares sueltos, pero un único conejo puede acabar con toda una población de violetas del Teide en unos días.

Para evitar que este endemismo se convierta en comida para los conejos, el personal del parque vigila la zona, coloca trampas para hervíboros y se plantea crear un gran cercado para proteger la mayor población detectada, en la ladera de La Rambleta.

Esta planta no está en una situación tan crítica como el cardo de plata, la jarilla o el rosal de cumbre, pero su población en la naturaleza se estima en poco más de mil ejemplares.

La gran fortaleza de su parte subterránea permite a esta planta resistir bajo la nieve y las piedras hasta que llega el momento adecuado para florecer. Las violetas pueden florecer muy pronto, prácticamente desde febrero, y aún pueden verse ejemplares en flor hasta mayo o junio. Y en algunos años incluso hasta julio.

Su hábitat natural está por encima de los 2.300 metros de altitud, en Montaña Blanca, Guajara y el Teide, aunque existe una minúscula población en la zona de las Siete Cañadas, a poco más de 2.020 metros, con ejemplares "caídos" de las laderas

La violeta del Teide está protegida y, lógicamente, no se puede cortar ni dañar. Esta infracción está castigada con una cuantiosa multa.