La existencia de rocas en el fondo de la zona de la bocana del puerto deportivo de Garachico dificultan la entrada de los barcos y suponen un riesgo importante para las embarcaciones de mayor calado. Desde la apertura del muelle en 2012 se tenía conocimiento de la existencia de estas rocas a escasa profundidad, conocidas popularmente como bajas. Con el aumento del tráfico de embarcaciones de diferentes tamaños ha quedado claro que eliminar esas rocas es "una obra fundamental" para el futuro del puerto, según reconoce el propio alcalde de la localidad, José Heriberto González (CC).

"Está claro que hay que resolver lo antes posible el asunto de la bocana. Ahora se ha señalizado, mediante boyas, un pasillo de seguridad, pero es muy estrecho y las embarcaciones más grandes simplemente no entran al puerto", explica el alcalde.

"Hay algunas rocas que están cerca de la superficie y embarcaciones con el casco muy bajo, como los veleros con quilla de varios metros, las pueden tocar. Y eso ya ha pasado", reconoce González.

El mandatario nacionalista valora la buena predisposición de Puertos Canarios y espera que antes de que termine 2016 se puedan adjudicar esos trabajos, que están presupuestados en unos 200.000 euros. La partida está incluida en el presupuesto regional, por lo que el Ayuntamiento de Garachico espera que la actuación no tarde en concretarse.

Además, continúa pendiente en el muelle garachiquense la reparación de varios tramos de baranda que fueron dañados en temporales anteriores. El ente regional instaló varios tramos de diferentes tipos de barandas de seguridad en la zona más alta del dique del muelle, a la espera de comprobar cuál es la más resistente a los embates del mar cuando rebasa la protección.

La apertura del bar de la Cofradía de Pescadores sigue pendiente de trámites administrativos.