El barrio de Benijos, en los altos de La Orotava, vivió ayer horas de tensión e indignación vecinal por el derribo, en cumplimiento de una sentencia judicial, de la vivienda de Gerardo Cabrera, en el camino La Charca. Desde primera hora de la mañana, numerosos efectivos de la Guardia Civil acordonaron la zona para evitar incidentes y facilitar el trabajo de la maquinaria pesada que destruyó la vivienda entre gritos de rabia y lágrimas de familiares, amigos y vecinos del afectado.

Fuentes de la familia de Cabrera aseguraron ayer a EL DÍA que, aunque la casa carecía de electricidad, "estaba conectada al agua de la finca y pagaba recibos de basura y el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI)". Sostienen que la vivienda se construyó "hace 19 años" y que, pese a no estar aún terminada, "era la residencia habitual de Gerardo desde hace 14 años".

Una hermana del afectado criticó con dureza el despliegue policial y lo que considera el desinterés de las administraciones públicas: "Nunca había visto tantos policías juntos. Parecía que venían a llevarse a alguien de la ETA. No nos dejaron ni acercarnos a la casa. Cuando la tiraron, mi hermano ni se mantenía en pie. Le botan la casa y, directamente, lo empujan a que viva en las cuevas del barranco, porque no tiene otra cosa".

"Muchos vecinos vinieron a apoyarnos, el barrio en peso, pero no nos dejaron hacer nada. Nos trataron como si fuéramos asesinos o algo peor", lamentó la hermana de Cabrera.

Fuentes del gobierno villero (CC) indicaron ayer a este periódico que el derribo es consecuencia de un expediente que se inició en el año 2001 y que derivó en "una sentencia firme, por la vía penal, ante la que el consistorio nada ha podido hacer".