Un vecino del Puerto de la Cruz atesora en una habitación de algo más de 20 metros cuadrados los últimos 25 años de la historia del periódico EL DÍA reflejados en sus ediciones desde mediados de la década de los ochenta del pasado siglo. Pablo Andrés González Arbelo siempre ha sido un apasionado del coleccionismo relacionado con la prensa y ha convertido su casa en un auténtico santuario de la comunicación y todavía hoy, a sus 68 años, sigue en la brecha, pero de una manera más atenuada, porque, a su entender, la irrupción de internet tiende a restar el protagonismo al periódico impreso.

Unos cuatrocientos tomos, donde se condensan en torno a los 12.500 números, y miles de recortes de prensa, en su inmensa mayoría del rotativo tinerfeño, que en 2010 cumplió su primer centenario, llenan las estanterías que desbordan la reducida habitación. El valor de la colección supera los 6.000 euros, según una estimación de su propietario, que no pone reparos en traspasarla para asegurar su conservación. Sin embargo, no le pone precio a algo que considera inconmensurable desde el punto de vista sentimental y cultural. Tal es así que en estos tomos se clasifican los números editados por secciones, como noticias relacionadas con los alcaldes del Puerto de la Cruz y sobre las diversas campañas y resultados electorales, así como las ligas de fútbol regional y nacional.

Todo empezó cuando Pablo Andrés González enferma y opta por dedicarse a la colección de números de periódicos, una afición que sería su principal tabla de salvación, dado que contribuyó, en gran medida, a superar la depresión que le había causado su dolencia. Pero también había una fuerza muy poderosa, representada en uno de sus hijos, Tony González, que hizo historia en diversos equipos de fútbol como el Club Deportivo Tenerife, en los años 90; en el Real Zaragoza y Unión Deportiva Las Palmas, entre otros.

"Los médicos me recomendaron -añade- una actividad que ocupara mi mente y me alentaron a seguir adelante con la formación de mi hemeroteca particular. Sin duda, ha sido mi mejor terapia en todos estos años y un motivo de admiración para quienes vienen a mi casa a visitar la colección o consultar los tomos, o encontrar una noticia de interés. Toda la historia de mi hijo como deportista está recogida en las sucesivas ediciones de EL DÍA y Jornada Deportiva. Tony conserva todos los tomos que confeccioné. En definitiva, esta actividad me salvó la vida".

"Recortar y pegar noticias, entrevistas y reportajes -recuerda- equivalía para mí a recibir la mejor luz y premio del mundo; pasaba horas y horas en esa habitación editando esos tomos que ahora forman esa pequeña gran hemeroteca casera. Hoy me encuentro bien gracias a ese encuentro con la prensa".

Horas de sueño y dinero

"Una hemeroteca -agrega- que ha requerido muchas horas de dedicación, sueño y dinero, sobre todo para la compra de las tapas y las láminas de los libros, así como el pegamento, pero eso es lo de menos, el resultado está a la vista y supera cualquier esfuerzo que no es tal, cuando las cosas se hacen con cariño".

Pablo Andrés González tiene perfectamente claro el papel que desempeña la prensa en la sociedad y destaca que su hemoroteca es una modesta contribución a la divulgación de los valores de la comunicación en libertad, pero también como vehículo de formación, información y entretenimiento.

Pablo Andrés González es padre de ocho hijos, abuelo de 15 nietos y bisabuelo, con un bisnieto. Cocinero de profesión, ha trabajado en establecimientos como los hoteles Taoro, Interpalace y Tenerife Playa, y en otras empresas turísticas de La Gomera y Lanzarote. Gran parte de su vida ha estado vinculado al ramo de la hostelería. En sus horas libres suele montar una exposición en el rastro, para colaborar con la Asociación de Alcohólicos Anónimos y los Hermanos de la Cruz Blanca.