Cuando el instinto de superación y la fuerza de voluntad se sobreponen a las limitaciones físicas, son escasos los obstáculos que se resisten en la consecución de cualquier meta que nos propongamos en la vida. Sin embargo, se necesita mucho coraje cuando esas deficiencias congénitas o adquiridas por circunstancias diversas mediatizan la realización personal en el ámbito social o la convivencia humana. Francisco Javier Siverio Domínguez, a sus cuarenta años, y con una discapacidad, representa uno de tantos ejemplos de capacidad, de lucha frente a la adversidad personal, y ayer se exhibió como un referente del equilibrio entre el cuerpo y la mente, aunque no le haya acompañado del todo la suerte en su aventura de participar en la travesía a nado en el litoral de San Telmo, en el Puerto de la Cruz, organizada por el ayuntamiento, en el marco de las Fiestas de Julio, en honor del Gran Poder de Dios y de la Virgen del Carmen.

Y no lo acompañó un tanto la fortuna, puesto que tuvo que retirarse en el primer tramo de la prueba (cinco kilómetros), debido "a un tirón muscular", que lo obligó a retornar a tierra. En este revés, conforme explicó, influyó el nerviosismo por querer llegar a tiempo, dado que al bajar al Puerto de la Cruz no encontró aparcamiento próximo al lugar de la prueba.

Francisco Javier explicó a EL DÍA que "he concurrido a esta prueba con la idea de animar a personas con discapacidad o algún tipo de minusvalía para que se conciencien de que ellas también pueden hacer lo mismo, que no se encierren en sí mismas, que compartan todo lo que tienen de sí con el resto de la sociedad. Asimismo, pretendía y quiero transmitir un mensaje de quienes tenemos algún tipo de dificultad física, pues podemos aportar nuestras capacidades y potencialidades".

La natación la practica desde la más tierna infancia, pero confiesa que ha habido momentos en que la he dejado de lado por motivos laborales. En la prueba organizada por el departamento de Fiestas y Deportes del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz participaron 230 nadadores.

Si bien Francisco Javier Siverio había sopesado la posibilidad de participar en una travesía a nado como la celebrada ayer en el Puerto de la Cruz, el ánimo de sus amigos más allegados fue determinante para decidirse. "Comprendí que yo podía hacerlo, aclaró, y no le di más vueltas, pero con la idea de animar a los jóvenes con discapacidad, para que vean que cualquier dificultad física no debe entenderse como un impedimento insalvable para la práctica del deporte y, especialmente, la natación. Aunque me haya quedado a medias, espero repetir otras pruebas y acabarlas cuando llegue la ocasión. Desgraciadamente, el tiempo no acompañó ayer en la playa".