Un millón de personas en situación de mayor vulnerabilidad atendidas por Cruz Roja se ve obligado por su situación de precariedad a elegir entre comer de una forma más o menos adecuada o hacer frente a las facturas para poder calentar su casa.

Este millón de personas supone el 58,8 % del 1,7 millones de personas en situación de gran vulnerabilidad que atiende diariamente Cruz Roja, según se desprende del último boletín elaborado por la organización para conocer el impacto en sus vidas que tienen en este colectivo las deficiencias habitacionales.

Según ha explicado este miércoles el coordinador general de la ONG, Toni Bruel, en la presentación del informe, gran parte de ellos son de nacionalidad española (el 70 %) y mujeres (el 68 %); además, en el 48,9 % de los hogares hay menores de 16 años y la mayoría viven en situación de pobreza infantil (el 93,3 %), es decir, que la familia tiene cuatro o más miembros y cuenta con menos de 1.400 euros al mes.

El nivel de estudios del 62 % de los atendidos por la organización tiene estudios medios o altos, lo que significa, según Bruel, que se trata en muchas ocasiones de "nuevos pobres".

La tasa de paro de la población activa es 3,7 veces mayor que la de la población general y alcanza el 57,6 %; además, el 23 % es desempleado de muy larga duración, y el 75 % de los parados no tiene cobertura.

Y es que el 83,3 % o no tiene empleo o si lo tiene no le alcanza para cubrir sus necesidades básicas; el 20 % trabaja en la economía sumergida; y el 19,5 % en empleos precarios o a tiempo parcial, de forma que el 77,5 % tiene muchas dificultades para llegar a fin de mes.

Según los datos, el 91,3 % tiene dificultades en materia de vivienda: el 32,4 % sufre humedades en casa; el 20,5 % vive en edificios de más tres alturas sin ascensor; el 15,8 % tiene cucarachas; y el 4,4 %, de ratas.

Los gastos de vivienda como la hipoteca, el alquiler, los suministros, la comunidad o los seguros, entre otros, son una carga "pesada" para el 65 % de los atendidos.

La pobreza energética, según el boletín, se produce como consecuencia, entre otras cosas, de la falta de acceso o de acceso insuficiente a los servicios de electricidad y gas y "su manifestación más evidente" está relacionada con el grado de bienestar con respecto a la temperatura en el hogar.

El 37 % pasa frío en invierno y el 44 % pasa calor en verano, y en total un 49,7 % se encuentra en alguna de las dos situaciones o en ambas.

Las cifras muestran que el 58,8 % considera que debido a las altas facturas de suministros, no disponen de dinero para otros gastos básicos imprescindibles como alimentos, medicinas o gastos escolares, con lo que, según ha apostillado Susana Gende Feely, técnica de Cruz Roja, se ven en la situación "inaceptable" de tener que elegir entre alimentarse bien o calentar su hogar.

El 56,2 % cree que estas circunstancias afectan a su salud y el 35,3 % que tiene efectos negativos en su ámbito social al no poder recibir gente en casa, además, el 29,6 % cree que también influye a la hora del absentismo laboral y el 28,5 % en menor rendimiento escolar.

"No es lo mismo estudiar en una casa caliente que en una casa fría", ha sentenciado Bruel, quien ha lamentado que solo el 19,7 % de los atendidos se beneficie del bono social con lo que ha reclamado que se conozca mejor esta "buena" medida.

El coordinador general de la organización ha insistido en que la gente que pide ayuda lo hace porque no tiene otra salida, "cuando ya no puede más": "La gente no abusa de pedir, es una demanda muy razonable en una situación muy límite".