El Gobierno llevará al Consejo de Ministros de este viernes 28 de diciembre la bajada del límite de velocidad a 90 kilómetros por hora en carreteras convencionales.

El director de la Dirección General de Tráfico (DGT), Pere Navarro, explicó este jueves que esta medida podrá aplicarse en un plazo de hasta 30 días y de forma gradual "conforme los titulares de la carretera vayan cambiando la señal" en carreteras convencionales que no tengan separación entre los dos sentidos.

En concreto, desaparecería la actual diferenciación de limitaciones genéricas entre 90 km/h y 100 km/h existente para los turismos y las motocicletas en vías convencionales de un solo carril, estableciendo una limitación general de 90 km/h para estos vehículos, al ser estos "donde se han centrado la accidentalidad en los últimos años".

En cambio, camiones, furgonetas, autobuses (si no cuentan con cinturones de seguridad para sus pasajeros) y resto de vehículos, podrán circular a un máximo de 80 km/h en este tipo de vías.

La medida, que afectará a unos 10.000 kilómetros de los 165.000 de la red estatal de carreteras, contempla una excepción: en aquellas vías con separación física de los dos sentidos de circulación, el titular de la vía podrá fijar un límite máximo de 100 km/h para turismos y motos.

La bajada de velocidad es una de las medidas ''estrella'' del director general de Tráfico, Pere Navarro, y del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Durante los seis meses del Ejecutivo socialista, ambos se han mostrado a favor de rebajar la velocidad.

De hecho, el Ministerio del Interior tenía previsto que esta medida entrara en vigor el 2 de enero de 2019, según consta en el borrador del Real Decreto que modifica este punto del Reglamento General de Circulación.

Es en este tipo de vías donde tienen lugar en torno al 75% de los accidentes con víctimas. Además, la velocidad inadecuada es la causa concurrente en el 20% de los casos.

Además, tal y como ha señalado en diversas ocasiones Navarro, con esta medida España se equipararía a los países de referencia de Europa, como por ejemplo Francia, donde se rebajó este verano la velocidad máxima a 80 km/h en carreteras secundarias con el objetivo de reducir la siniestralidad vial.

Hasta la fecha, España es de los pocos países de Europa (junto a Rumanía, Polonia, Irlanda, Alemania y Austria) donde el límite de velocidad se encuentra en los 100 km/h.