Pablo Neruda, el llamado "poeta del pueblo", representó un momento de la crisis de la modernidad que le aferraba al vacío de la propia subjetividad. No obstante, con la madurez, decidió dejar de ser un "lobo estepario" y participar en un colectivo, utilizando su palabra como herramienta de lucha política.

Esta historia, reflejada en las creaciones de uno de los mejores poetas del siglo XX, es retratada y analizada en la antología publicada por la Editorial Cátedra, "Pablo Neruda: Poesía Política", un volumen que reúne los textos fundamentales de quien participó con su voz y presencia en los grandes acontecimientos de la historia del siglo XX.

"Me parece muy importante reivindicar a Neruda como poeta, y analizarle con seriedad como poeta político. Él es uno de los grandes poetas del XX y, hoy en día, hace falta recordarlo. En distintas coyunturas está de moda meterse con poetas que desde el punto de vista literario son indiscutibles", ha afirmado el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, durante la presentación de la obra que ha acogido la Casa América.

Acompañado por el escritor y Premio Cervantes Jorge Edward, una de las personas que más íntimamente le conoció, y el hispanista italiano Gabriele Morelli, autor del libro, García Montero ha rememorado el recorrido vital del "poeta que enriqueció los debates culturales de la sociedad".

"Pablo Neruda: Poesía Política" comienza con el salto de la poesía de "las lilas" del autor al compromiso social que le llevó a "recorrer todos los continentes" en busca de la "rehumanización" del individuo.

En su camino, el chileno pudo ver con sus propios ojos los vestigios de la Guerra Civil española, las dictaduras de Chile y la Segunda Guerra Mundial, un hecho que le empujó a compartir su vida con sus dos pasiones, como escritor y como diplomático, e ingresar en el Partido Comunista en 1945.

Dichas vivencias dieron lugar a un Neruda romántico y surrealista pero, sobre todo, a un Neruda comprometido en una conciencia política y social que se reflejaría, sobre todo, en la poesía realista.

Por desgracia, conforme "va advirtiendo los problemas de la deriva del sueño comunista", él empieza a tener problemas de conciencia y toma la decisión de seguir con sus ideales, pero separándose del Stalinismo de la época, ha explicado García Montero.

"Finalmente, realizó un fuerte rechazo al realismo socialista, que había llegado en el nombre de una sociedad colectiva idealizada. Sin embargo, no dudó en utilizar la ironía para meterse con un mundo que había hecho evidente su degradación y su falta de dignidad a la hora de tratar los derechos humanos", ha apostillado.

Huyendo de la gran retórica, viendo que la poesía se podía centrar en la vida cotidiana, de pronto escribió poemas como el de las "Odas elementales", recogiendo una mirada íntima de las cosas, pero reconociéndole su maravilloso estatus exterior.

Así, el propio libro recorre las fases políticas del autor, donde "la poesía metafísica se transforma en poesía ética" con una "naturaleza y grandiosidad que no existía en la poesía de aquel entonces", apunta Morelli.

Ahora bien, para amigos cercanos como Edwards, encargado de escribir el prólogo de la analogía, Neruda siempre fue un poeta político desde su adolescencia, y el valor de su obra reside en "esa singular memoria del poeta que escribe su viaje perpetuo".