Una ola de voluntarios llegados de toda Mallorca ha dado un gran acelerón a la limpieza y rehabilitación de calles y casas de Sant Llorenç mientras equipos de rastreo continúan buscando en Son Carrió y S''Illot al niño desaparecido en la riada que ha segado doce vidas en la isla.

Especialistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, de la Unidad Militar de Emergencias (UME) y bomberos comenzaron al salir el sol la búsqueda del niño que el martes fue arrastrado junto a su madre en un coche por la corriente del torrente de Ses Planes, el principal foco de destrucción en la mayor catástrofe natural de la historia reciente de Mallorca.

Se han centrado en la zona del torrente próxima al polideportivo de Son Carrió, donde fueron hallados objetos de su propiedad y próxima a donde se encontró el cuerpo sin vida de la madre.

En paralelo a esta búsqueda, Son Llorenç ha sido el escenario de una masiva manifestación de solidaridad. Desde primera hora de la mañana personas de todas las edades, familias y grupos de amigos han ido tomando el pueblo, al que llegaban con palas, cubos, carretillas, rastrillos y hasta máquinas de agua a presión.

Casi 1.100 ciudadanos, según la dirección general de Emergencias del Govern, se han inscrito y han sido distribuidos en cuadrillas por las calles, en casas, almacenes y cocheras, para sacar lodo, achicar agua, acarrear enseres enfangados, regar, fregar y cualquier otra tarea que requerían los vecinos y los responsables de los cuerpos que intervienen en el operativo.

El material y la comida que han consumido, en caso de que no los trajeran, lo han proveído empresas y entidades.

Para mañana y el domingo ya está repleto el cupo de voluntarios requeridos, aunque nada podrá impedir que, como hoy, muchos solidarios arrimen el hombro sin pasar por el registro oficial. Los responsables de Emergencias se han congratulado del buen aprovechamiento de una avalancha que temían.

Por otro lado, el Govern balear se ha defendido hoy de las críticas por el tiempo que se demoraron los servicios de emergencias en atender la situación que lluvias de unos 250 litros en dos horas generaron en Sant Llorenç y su comarca el martes por la tarde noche.

"El Govern ha actuado con responsabilidad y rigor desde el minuto uno", ha defendido la consellera de Hacienda y Administraciones Públicas, Catalina Cladera, que ha cifrado en 200 las personas rescatadas en las primeras horas de viviendas, tejados, azoteas y árboles.

La consellera ha explicado que 34 trabajadores sociales han iniciado hoy en Sant Llorenç el trabajo de evaluar la "emergencia social más inmediata para las casas que se han quedado sin lo más básico".

Esta será la base del recuento de daños en viviendas y a particulares que podrían beneficiarse de las ayudas que el Govern y el Ejecutivo central aprobarán el próximo viernes, y además "hay técnicos sobre el terreno evaluando los daños de todo tipo, tanto de vienes privados como públicos", ha asegurado. "Hoy comienza la fase de reconstrucción del municipio", ha subrayado.

Pero por encima de los daños materiales multimillonarios de la torrentada siguen pesando los dramas de las doce vidas perdidas (siete hombres y cinco mujeres; seis españoles, tres alemanes, dos británicos y una holandesa).

Uno de los muchos testigos de la tragedia es Antonio Gómez. Primero la sufrió junto a su familia en su casa de Son Carrió, situada a 50 metros del torrente. El agua inundó la casa: "Mi niña lloraba: ''ÑPapá, que nos ahogamos!'' Solo se escuchaba agua, truenos y más truenos", rememoraba hoy.

El día siguiente no fue mejor. Antonio se prestó a ayudar a la Guardia Civil en las tareas de rescate. Vestido con su mono de pescar, iba caminando por el cauce inundado indicando a los agentes dónde había coches, pero lo que no se esperaba es ser testigo de una imagen que hoy quiere olvidar.

Y es que cerca de su casa encontraron el cuerpo sin vida de Joana Lliteras dentro de su coche, según relata Antonio a Efe. "Estaba dentro del coche, la sacaron fuera y la pusieron en un lado; todo eso lo vi", recuerda horrorizado.