El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha explicado que no invitó al presidente de la Generalitat, Quim Torra, al foro de la Unión por el Mediterráneo (UpM), que se celebra hoy en Barcelona, para "no darle un escenario apropiado para que siguiese vilipendiando el buen nombre de España".

En la rueda de prensa conjunta del tercer Foro Regional de la UpM, en Barcelona, Borrell ha explicado las razones por las que Torra no ha sido invitado a esta reunión, en la que participan representantes de los 43 países que forman parte de la organización.

"El Ministerio de Asuntos Exteriores ha considerado no invitarle para no darle un escenario apropiado para que siguiese vilipendiando el buen nombre de España y para que no distorsionase esta reunión, convirtiéndola en algo distinto a lo que debe ser", ha recalcado.

Según el ministro, Torra "tiene que saber que no puede declarar que el Estado español es su enemigo, no puede chantajear al presidente del Gobierno diciendo que si no le aprueba el referéndum de autodeterminación no le aprobará cualquier cosa, no puede convertirse en el cabecilla de los agitadores callejeros".

"Si hace todo eso, no puede esperar que se le invite a un acto protocolario, por razones meramente protocolarias, cuya presencia no es imprescindible", ha sentenciado.

Borrell ha recordado además que el Gobierno español no es el organizador de este foro euromediterráneo y ha asegurado que "la propia Generalitat se despertó el sábado", ya que "hasta entonces parecía no haberse enterado de que esta reunión existía".

De hecho, ha indicado que al primer foro euromediterráneo celebrado en Barcelona el presidente de la Generalitat tampoco fue invitado y, en el que se celebró el año pasado, el entonces president, Carles Puigdemont, "se invitó a la reunión", mientras que "en esta tercera no hemos considerado oportuno invitar" a Torra.

El 23 de enero de 2017, Puigdemont no participó en los debates del foro euromediterráneo, aunque sí intervino al inicio para dar la bienvenida a los asistentes a la cumbre celebrada en el Palau de Pedralbes de Barcelona, donde afirmó que "Cataluña es un socio comprometido y con amplia experiencia mediterránea" ante los "desafíos que tiene Europa" y un "país de acogida" para refugiados.

Por su parte, la alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, ha reclamado un avance real en la resolución de conflictos que dé prioridad a la integración y supere el escenario de "confrontación militar" actual, provocado, en muchas ocasiones, por decisiones políticas.

Según ha reconocido en la apertura del foro de la UpM, los ciudadanos tienen la sensación de que los políticos están fallando, de que la democracia "no está cumpliendo", por lo que es necesario dar un paso más en las dinámicas de diálogo.

"Actualmente tenemos tres crisis muy graves: la guerra de Siria, Libia y el conflicto de Israel y Palestina, cuya resolución se está desmantelando pieza por pieza. En todos ellos prevalece la confrontación militar, fruto, muchas veces, de decisiones políticas, y la integración no goza de prioridad", ha lamentado.

En este mismo sentido, Borrell ha alertado de que la resolución del conflicto entre Israel y Palestina "corre el riesgo de convertirse en pura retórica".

"Su centralidad hace que una solución sea más urgente que nunca. Hay que recuperar ya el proceso de paz hacia una solución de dos Estados viviendo en paz y seguridad, porque es la única capaz de garantizar una paz justa y duradera", ha remarcado.

El ministro de Asuntos Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, copresidente de esta organización, que agrupa a 28 países de la Unión Europea y 15 de la ribera sur del Mediterráneo, ha reconocido que la región "está mucho peor que hace diez años".

En este tiempo se han desatado numerosas crisis, como la guerra de Siria, y los organismos internacionales "han fracasado al abordarlas", ya que han sido tratadas desde un ángulo puramente económico y ajeno al diálogo político.

En su tercer encuentro, la UpM ha reafirmado su compromiso para promover estrategias de cooperación y creación de empleo a través de proyectos "reales" dirigidos a "personas".

Desde su creación, en el año 2008, esta organización, que celebrará un nuevo foro en 2019, ha impulsado medio centenar de proyectos valorados en 5.000 millones de euros, entre los cuales figura la construcción de una planta desalinizadora en Gaza que abastecerá de agua potable a cerca de dos millones de personas que beben de un acuífero contaminado.