Un grupo de investigadores de la Universidad de Granada ha diseñado un sistema electoral que es más equilibrado porque garantizaría que un partido con más votos que otro no pueda recibir menos escaños, según expondrán en una comparecencia en el Congreso de los Diputados.

Este modelo diseñado por matemáticos no afecta a los elementos troncales del sistema vigente, dado que no elimina la provincia como circunscripción y no aumenta tampoco el número de escaños del Congreso, por lo que se podría aplicar sin necesidad de reformar la Constitución, ha informado hoy la Universidad de Granada.

Se trata de un sistema electoral que mejora la proporcionalidad y garantiza la adecuada representatividad sin penalizar la gobernabilidad, según el Grupo de Investigación en Métodos Electorales (GIME) de la Universidad de Granada, dirigido por el catedrático Victoriano Ramírez González, quien acudirá en breve a la Subcomisión para la Reforma Electoral del Congreso, donde expondrá las ventajas del método.

El método, explican, se apoya en el uso de los votos totales para determinar la representación de los partidos políticos.

De esta forma, el reparto se equilibra y el valor de los votos de los partidos es casi el mismo, independientemente de la circunscripción, el ámbito estatal o autonómico de la formación política o el propio tamaño del partido.

El modelo asegura que, para un partido, el valor de sus votos sea exactamente el mismo sin importar la circunscripción en la que los haya obtenido.

Según el catedrático, esta técnica garantiza a cada partido entre un 90 y un 95 % de los escaños que le corresponderían según sus votos totales.

"Con el sistema actual ha habido partidos que han perdido más de un millón de votos porque no han recibido ni el 50 % de los escaños que le correspondían", explica.

El nuevo sistema se apoya en cuatro principios básicos, tres de ellos enfocados a la representatividad y un cuarto que contribuye a la gobernabilidad y estabilidad.

"Los principios de representatividad garantizan que un partido con más votos que otro no pueda recibir menos escaños, dos partidos que difieran en muy pocos votos deban diferir en un escaño, a lo sumo, y que todo partido reciba, al menos, el 90 % de los escaños que corresponden a sus votos en un reparto proporcional", explica.

En cuanto a la estabilidad parlamentaria, asignatura pendiente de los sistemas electorales proporcionales, la nueva metodología garantiza a la formación vencedora de las elecciones un porcentaje de escaños ligeramente superior al de votos.

El catedrático considera que está "más que justificada" la necesidad de afrontar un cambio de sistema electoral.