Ibuprofeno, disruptores endocrinos o drogas son algunos de los contaminantes emergentes cuya eliminación va a estudiar el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, dentro del proyecto para mejorar y ampliar el sistema de depuración de los vertidos urbanos de Madrid.

Se trata de un proyecto que va a llevar a cabo el Ministerio en colaboración con el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, según ha explicado el subdirector general adjunto de Infraestructuras y Tecnología del Ministerio, Ángel Cajigas Delgado, que ha intervenido en la sesión ''La salud de nuestros ríos'', organizada por la Real Academia de Doctores de España (RADE).

Los efectos del proyecto no se verán hasta dentro de 30 años al menos y no se comenzará hasta dentro de ocho por los trámites administrativos, ha informado el responsable ministerial.

Según ha informado la Real Academia de Doctores de España (RADE) en un comunicado no se trata sólo de atender la demanda biológica de oxígeno, sino de eliminar nutrientes (nitrógeno, fósforo), además de estudiar la forma de tratar los contaminantes emergentes: fármacos como el ibuprofeno, que empieza a tener una presencia preocupante, drogas y disruptores endocrinos. "Un trabajo que nos va a tener ocupados unos dos años", ha concluido.

Al introducir el tema, Manuel Ramón Llamas Madurga, académico de número de la Sección de Ciencias Experimentales, ha citado dos problemas relevantes en esta materia: el reparto de competencias entre distintas administraciones y "la pusilanimidad de los políticos que no se atreven a aplicar la norma de que el que contamina, paga".

"Si en el Segura y el Nervión se han resuelto los problemas que afectaban a sus cuencas, ¿por qué no se pueden resolver en el resto de nuestros ríos?", se ha preguntado Llamas.

DEPURAR SOLO NO BASTA

Al iniciar su intervención, Cajigas ha explicado la evolución del concepto calidad del agua en la Unión Europea (UE) y las dificultades que plantean las sucesivas directivas comunitarias publicadas en esta materia, hasta llegar a la norma actualmente en vigor, la directiva marco de 2000, cuyo cumplimiento "es muy difícil por no decir imposible porque se pasa de medir la calidad del agua con parámetros fisicoquímicos a considerar el estado de las masas de agua, una idea que se ha tenido que ir interpretando", ha señalado.

La masa de agua debe tener un buen estado ecológico y químico, ha explicado Cajigas al intentar describir el sentido de la directiva marco.

"Hay que medir indicadores biológicos, como fitoplancton o macroinvertebrados. Ya no se trata solo del fósforo o el nitrógeno. Se considera buen estado de las masas de agua el que había antes de la intervención humana, lo que supone que se tendrían que haber tirado todas las presas, por ejemplo. En resumen, que haciendo solo depuración, nunca vamos a cumplir la directiva marco", ha subrayado.

Preguntado sobre la situación de los ríos, Cajigas ha afirmado que Bruselas "se centra en que no se cumplen los requisitos de depuración en quince casos, que son los que justifican la multa que se está tramitando contra España".

La depuración de aguas cumple en más del 80 por ciento las normas de eliminación de materia orgánica, ha proseguido para indicar que muchos incumplimientos se deben a que las instalaciones no se operan bien, además de otras causas derivadas del reparto de competencias sobre el agua entre distintas administraciones o de decisiones judiciales que, como en un caso, obligan a derribar una depuradora en Asturias que ha costado 20 millones de euros y no ha entrado en funcionamiento, para hacer un nuevo estudio de impacto ambiental.

"Nuestros ríos no están como deberían. Cumplimos algo más del 70 por ciento en la eliminación de nutrientes. Las depuradoras han mejorado el perfil ambiental de los ríos respecto al amonio, que es un contaminante que preocupa, pero hay casi un 40 por ciento que está en el límite. Solo un 50 por ciento de las masas de agua está en buen estado ecológico", ha destacado y ha dicho que "hay que depurar más y mejor, pero no solo depurar, sino actuar en las márgenes para mejorar el perfil ecológico del río".

Utilizar métodos descontaminantes que no aporten más toxicidad que la de los elementos que se quieren depurar es el reto de la evolución tecnológica que afrontan los científicos, según ha señalado, Arturo Romero Salvador, académico de número de la Sección de Ciencias Experimentales de la RADE.

Las depuradoras tienen que eliminar las grasas y los sólidos, que se vierten por el inodoro o la pila de la cocina. Los sólidos se quitan por sedimentación.

La materia orgánica tiene un tratamiento secundario para convertirla en CO2 y agua por medios biológicos, como fangos activados y otros métodos basados en organismos aerobios, lo que exige introducir permanentemente oxígeno, que supone la mayor parte del consumo energético de la depuradora.

Eliminar nutrientes, que junto con la materia orgánica provocan la eutrofización de los ríos, requiere introducir reactivos desaconsejables, cuyo uso se puede evitar con medidas preventivas, como sustituir el fósforo de los detergentes, en forma de fosfatos, por otros compuestos, como las zeolitas, ha afirmado Romero.

Se pueden destruir organismos patógenos por oxidación o metales pesados con tratamientos avanzados, como la separación por membranas, "pero el problema es el coste", ha indicado.

Por eso, interesa diseñar tecnologías cuantitativamente, conocer sus límites económicos y de aplicación, contra qué contaminantes se emplean y cuál es la composición del agua usada en las industrias. Una dificultad de la materia orgánica es que una parte puede ser biodegradable y se puede quitar con microorganismos aerobios por oxidación, y otra no. En este campo se está investigando mucho para generar oxidantes de gran capacidad.

En todo caso, las soluciones pasan por pensar de forma diferente a la habitual, ha añadido y ha considerado el agua contaminada como recurso del que sacar agua limpia, energía, nitrógeno o fósforo. Es decir, aprovechar el agua residual para, por ejemplo, obtener metano por un proceso anaerobio y usarlo como energía, con lo que se consigue eficiencia energética.