El responsable de política institucional del PNV, Koldo Mediavilla, ha destacado que "la violencia con intencionalidad política ha cesado" y ha incidido en que, pese a que "aún quedan ámbitos de certificación que permitan afirmar que la pesadilla definitivamente ha sucumbido", en referencia al terrorismo de ETA, "ya no hay interferencias para el ejercicio pleno de la democracia".

En un artículo publicado en su blog, recogido por Europa Press, el dirigente jeltzale recuerda la Asamblea Nacional que el PNV celebró en 1977 en Pamplona y el camino recorrido desde entonces.

"En esa travesía hemos encontrado a muchos que se han quedado en el camino. Eran los que nos decían hace años que a la punta del monte se iba por la vía directa. Y cuando nos veían zigzaguear nos llamaban traidores. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Ellos se quedaron abajo, reventados por las prisas y por no actuar con inteligencia. Otros seguimos en la brecha, sin desmayo", indica.

En este contexto, subraya que son "nacionalistas vascos" y que quieren "un estado vasco, libre, dueño de su propio destino e impulsado por la voluntad de la gente".

Mediavilla valora así, entre otros, la labor realizada por Pello Irujo, Román Sodupe, Xabier Agirre o Eli Galdos e incide en que en aquella asamblea nacional de la capital navarra, el PNV decidió "cuáles eran sus objetivos temporales".

"Recuerdo el grito de ''libertad, amnistía, estatuto de autonomía''. Desoyendo los cantos de sirena de quienes hablaban de la ruptura, del todo o nada. De utilizar la fuerza, la violencia en una estrategia destructiva cuyas consecuencias desgraciadas ha pagado este pueblo hasta hace bien poquito tiempo", afirma en referencia a ETA.

Asimismo, lamenta que "pocas veces se dan cuenta de lo mucho que se ha avanzado en el desarrollo del proyecto nacional de Euskadi", ya que, a su juicio, el día a día "hace perder perspectiva y en ocasiones cunde el desasosiego cuando se intuye que se camina demasiado lento".

"Las adversidades nos hacen creer que estamos parados. Pero no es así. La violencia con intencionalidad política ha cesado. Hace casi seis años que no hay una amenaza latente continuada de terror. Nos hemos acostumbrado rápidamente a esta bendita ''normalidad''. Quizá sin percibir el enorme bien que con ello hemos ganado", añade.

De este modo, y pese a reconocer que "aún quedan ámbitos de certificación que permitan afirmar que la pesadilla definitivamente ha sucumbido", valora que "ya no hay interferencias para el ejercicio pleno de la democracia". "Del contraste, diálogo y acuerdo entre diferentes para alcanzar un nuevo punto de encuentro jurídico-político, un nuevo estatus, que, sin colmar todas nuestras aspiraciones nacionales, nos permita dar un paso más allá en el crecimiento de nuestra capacidad de autogobierno", expresa.