En los tiempos que corren tener o no una cuenta en una red social puede ser la diferencia entre existir o no. Que se lo digan si no a Pablo Matos, diputado por Santa Cruz de Tenerife, del que se decía que no estaba en el Congreso porque no estaba "activo" en ninguna red social. La aclaración vino de la diputada Ana Zurita, su compañera en la Cámara Baja: "Es que no tiene redes".

Matos ni tiene cuentas en Twitter ni Facebook ni es de los que corren para ponerse delante la cámara de un teléfono móvil en cuanto ve un palo selfie. Ergo, como diría Descartes, no existe, no está... (en las redes).

De la misma forma que los que no publican fotos de sus vacaciones en Facebook no se han ido de vacaciones en realidad (por mucho que lo juren y perjuren), y los que no te ofrecen cada minúscula opinión en Twitter es que no tienen opinión propia.

En fin. Novelerías de la era de la comunicación total, en la que puede dudarse de la existencia de una persona solo por no salir en las fotos de las redes sociales...